Partido Jekyll y Mister Hyde en La Fuensanta para confirmar la cuarta derrota consecutiva del Conquense. Tras una primera parte aburrida y con muy poco que llevarse a la boca, en la segunda pasó absolutamente de todo. Dos goles en posición dudosa, dos penaltis, una expulsión, cuatro goles y el desquicie generalizado de la parroquia con el arbitraje. El Conquense se vio ante la difícil empresa de remontar un 0-2 con uno menos, y por momentos soñó con el milagro, pero la realidad le golpeó de nuevo para tumbarlo en la lona.
Arrancó el duelo con susto para el Conquense, y es que Pedro Inglés evitó males mayores cuando a los pocos minutos anduvo expeditivo en el corte para evitar el gol visitante al plantarse solo ante Álvaro Hormiga. A partir de ahí, la igualdad fue la tónica dominante, en un partido de poder a poder, muy físico, sin demasiado control por ambas partes en la sala de máquinas y con mucho que jugar precisamente en ese terreno.
Al filo del 25', se pidió penalti por un derribo en el área tras carga del equipo extremeño. Raúl Caballero, de los más acertados, se internó en el área y el defensa visitante se hizo fuerte, cargó y el árbitro no vio suficiente para señalar pena máxima. Esto espoleó a los balompédicos que, un minuto después, buscaron el gol en las botas de Pablo Olivares con un disparo desde la frontal del área. Fue, casi con media hora ya cumplida, el primer disparo a puerta de los locales.
Un Conquense castigado por el arbitraje pierde de nuevo - Foto: Alfonso FernándezLlegaron entonces los mejores minutos de los pupilos de Rober Gutiérrez, cuando tomaron la batuta del juego, y eso cristalizó en la mejor ocasión del partido. El Conquense ejecutó de forma notable una jugada ensayada en el saque de una falta desde el costado derecho, por la que Pedro Inglés se vio solo ante el portero, pero su remate, algo deficitario, se marchó fuera por poco.
El impulso de los blanquinegros se redujo a pocos minutos del primer conteo, el Cacereño igualó fuerzas y así se llegó al final de una primera parte en la que, por cierto, la Balompédica jugó con el viento en contra. No sin antes apuntar, en las postrimerías, una buena internada de Antonio Fernández por banda izquierda que a punto estuvo de servir el balón en bandeja en el punto de penalti, y una amarilla para Marcos Recuenco.
Antes de la reanudación, una noticia y un ruego. Una, siguió soplando el viento, pero ahora a favor de obra. Y dos, hay que variar, al menos, por no decir suprimir, el estilo musical que atrona en la megafonía durante el descanso. La 'playlist' exclusivamente reggaetonera es insufrible.
Un Conquense castigado por el arbitraje pierde de nuevo - Foto: Alfonso FernándezComo insufrible fue el inicio del segundo tiempo, en el que a las primeras de cambio, el Conquense se vio por debajo en el marcador. En el 49', balón al espacio para Cristian Martínez en posición, como mínimo dudosa, que cruzó a media altura su chut dentro del área para hacer el 0-1. La cosa todavía fue peor. Y es que apenas cuatro minutos después, el árbitro pitó penalti y expulsión. Marcos Recuenco, que ya tenía amarilla, vio la roja directa al desestabilizar a su rival, que se plantaba solo ante Hormiga. Un Hormiga que nada pudo hacer ante el disparo centrado del mismo Cristian. 0-2, uno menos y una losa que parecía imposible de levantar.
Reaccionó Rober desde el banquillo y dio entrada a Jairo Cárcaba, que ocupó el sitio de Antonio Fernández. El desquicie generalizado en las filas locales se dejó ver en una fea y dura entrada de Pablo Olivares en la medular, que le costó la amarilla. Con media hora todavía por delante, los de Cáceres quisieron contemporizar ante un Conquense que persiguió sombras sin nada que rascar.
Más cambios en la Balompédica en el 66'. Se retiraron José Álvarez y Raúl Caballero para dar entrada a Jesús Serrano y Héctor Rubio. Aunque nunca lo sabremos, porque eso es algo que solo sabrá él, el árbitro pitó penalti a favor del Conquense en el minuto 68' por un entrada dudosa del portero extremeño. Quizás tuvo algo que ver el mal papel desarrollado en general por el colegiado. La ley no escrita de la compensación en el fútbol… Con todo, Jairo aportó esperanza a la parroquia local con el 1-2.
De hecho, los jugadores de Rober se vinieron arriba y, para sorpresa de una grada muy cabreada con el arbitraje, jugaron con mucha más mordiente e intensidad con 10 que con 11, tuvieron el control del juego en líneas generales, e incluso dispusieron de alguna que otra ocasión para empatar el partido. Pero no fue así, todo lo contrario, lo que llegaron fueron dos goles más del Cacereño, ya con un Conquense volcado y con muchos espacios atrás. 1-4 final muy doloroso.