Un turrón dividido

Manu Reina
-

La familia Fernández Rubio no podrá reunir a todos en la mesa porque mientras Alicia regresa Carlos estará a miles de kilómetros

Un turrón dividido - Foto: C.F.

Vuelve, a casa vuelve, por Navidad. Es, junto a los tradicionales villancicos, una de las frases más célebres de las navidades. Que cada final de año vuelva a pronunciarse una y otra vez es más que justificable y también una cruda realidad, porque muchas personas aprovechan esta época para regresar a sus hogares familiares tras una larga estancia fuera de ella a causa de distintos motivos que le llevaron en su día a volar del nido. Es, además, el momento que muchos esperan con emoción porque supone el fin a una larga espera para el reencuentro con sus seres queridos.

No obstante, no siempre se pueden dar todas las circunstancias para que la familia pueda sentarse al completo alrededor de la mesa durante la Navidad. El trabajo, estudios, un viaje o motivos sentimentales o personales impiden que uno pueda regresar en estas fechas navideñas al hogar donde creció, pese a todo el dolor que le invade. La familia conquense Fernández Rubio tendrá que sobrellevar de la mejor forma esta situación porque mientras Alicia llegará a la capital desde Italia para pasar la Nochevieja, Carlos dará la bienvenida al nuevo año a miles de kilómetros de distancia. Que no vayan a pasar juntos la Navidad no significa que no se quieran, todo lo contrario, porque se admiran entre uno y otro, y en este familia existe un gran amor entre todos.

Y es que Carlos Fernández se encuentra en estos momentos en Vietnam, que es un país más de los tantos que visitará en 18 meses junto a su pareja Raquel, porque ambos decidieron emprender en septiembre un inolvidable viaje alrededor de gran parte del planeta. Esta aventura les impide volver a casa por Navidad. Él explica que las navidades son «siempre un momento muy especial», más aún para una persona que lleva viviendo fuera durante nueve años y al ser consciente que toda su familia «va a pasar por Cuenca», ya que sus cuatros abuelos residen en la capital. Carlos tiene la familia «muy repartida» y es en estas fechas cuando puede ver a todos.
Está claro que les echará mucho de menos, pero este conquense ya asumió que ser perdería la Navidad e incluso la del próximo año porque quería emprender un mágico viaje junto a su pareja. Incluso van publicando cada paso que dan en su aventura en instagram (@haciendoescala). 

Un turrón divididoUn turrón dividido - Foto: C.F.

Además, Carlos relata que justo la semana de Navidad estará en Saigón (Vietnam) y explica que «nos acoge una chica que contactamos por couchsurfing –una plataforma en la que la gente acoge de forma gratuita a otra y cuyo fin es convivir con gente local o que se conoce las zonas o la cultura muy bien para intercambiar experiencias– con la promesa de que le cocinaríamos comida típica española». El acuerdo está cerrado, pero expresa que «no tenemos ni idea de cómo celebrarán la Navidad en Vietnam o si lo harán siquiera». El joven conquense incide en que echa de menos a su gente y recalca que «les queremos mucho». «Son cosas que ya saben, pero que deberíamos decirlas más», añade. Para tranquilidad de sus familiares, Carlos detalla que «nos estamos cuidando y pasándolo bien».

En España se suelen tomar las uvas en la inmensa mayoría de los hogares. Carlos y su pareja Raquel no saben aún si cumplirán con la tradición, pero su propósito es hacer «una fusión de culturas, unas uvas mezcladas con lo que hagan los vietnamitas». Mientras toman bocado, sí que es seguro que harán una videollamada con sus seres queridos, aunque antes «habrá que estudiar la diferencia horaria». Lo más seguro es que les toque «madrugar más de lo normal», por la diferencia horaria que existe.

Regreso. Por su parte, Alicia Fernández sí que retornará a casa por Navidad, como lo hará también su otro hermano Alejandro, que vive desde hace una década en Londres. Ella, que reside desde el pasado 28 de agosto en la Toscana (Italia) junto a su pareja, ya tiene organizado su vuelo para dos personas desde Pisa a Valencia para pasar las navidades en Cuenca. La joven recalca que el periodo navideño «es muy importante para mi familia porque es un momento de reencuentro». Es, especialmente, emotivo porque «somos una familia muy grande y nos encontramos todos en Cuenca justo en estas fechas». De ahí el valor para la familia Fernández Rubio, que citará a una quincena alrededor de la mesa.  Ella sabe que en su casa tiene «paz, tranquilidad y descanso». Además, la joven explica que tiene la «suerte» de ver a todos, pero, además de Carlos, hay también dos personas muy especiales para ella que no estarán presente físicamente, pero sí en los pensamientos y corazones. Alicia, señala también que sus hermanos «son lo más grande que tengo en este mundo, se preocupan siempre por mí y me da mucha pena que no pueda ver a Carlos». Que no vaya a estar in situ . La conquense detalla también que su ausencia se notará y le echará «mucho de menos», porque, entre otras cosas, «es el que más tonterías hace y con quién más nos reímos». No obstante, Alicia se siente muy contenta porque sabe que su hermano está realizando con Raquel el viaje que ellos mismos soñaban. Esta razón es un consuelo, como lo será también las videollamadas que harán para compartir la felicidad de estas fechas a distancia. 

Alicia, que volverá a Cuenca meses después de partir, vivirá este año la Nochevieja y el año que viene la Nochebuena. La forma de festejar estas fechas en esta familia es compartir mesa. «Nos encanta pasar todos juntos las 24 horas», define como su plan perfecto. El hecho de salir de fiesta «ya no va conmigo», manifiesta entre risas. Sí que se tomará las uvas y pedirá decenas de deseos. En la última comida del año se irán a comer a un restaurante de la capital. Pero no solo probarán bocado de la gran cocina conquense, sino que también «comeré paella y tortilla de patatas de mi madre, que son comidas que hecho mucho de menos», recalca. 

En definitiva, son dos formas distintas de festejar la Navidad, pero existe un denominador común, que es el amor y admiración que se tienen Alicia y Carlos, dos hermanos que no podrán vivir la Navidad en el mismo sitio, pero sí en sus corazones. La familia Fernández Rubio intentará festejar cada momento navideño de la mejor forma posible y con una enorme felicidad, pese a que el hijo mayor de la casa se encuentre lejos. Al fin y al cabo, es también ley de vida.