Una frase que se ha convertido en un 'meme' recurrente es «no todos los héroes llevan capa». De alguna manera, es perfecta para hablar de Mikel Oyarzabal: no todos los futbolistas de élite llevan el pelo 'en degradado' o tatuajes, no todos son carismáticos o guapos o guapos y carismáticos al mismo tiempo, no todos corren como si el mundo se terminara… pero no todos, y ahí radica la importancia de un jugador, poseen el don de ser inevitables en las grandes citas, en el partido decisivo, y poner su nombre con humildad en lo más selecto del recuerdo de los aficionados.
Oyarzabal, a la chita callando, ha marcado un gol en las cuatro finales que ha disputado como deportista profesional. Y ampliando la cuenta un poco más (a la final del Europeo sub'21 que jugó en 2019) encontraríamos su único 'hueco vacío': no 'mojó' entonces... pero dio una asistencia definitiva a Fabián Ruiz en aquel equipo campeón continental que dirigía Luis De la Fuente y en el que también militaban Unai Simón, Mikel Merino o Dani Olmo.
De nuevo bajo las órdenes del técnico riojano y dos años después, el donostiarra disputó la final olímpica en Tokio. Esta vez salió cruz (la Brasil de Richarlison, Diego Carlos, Antony y compañía se llevó el oro en la prórroga), pero Oyarzabal marcó su primer gol en un partido decisivo… y ya no falló jamás. Ese mismo 2021, el 10 de octubre, fue el encargado de abrir el marcador en la final de la Nations League ante Francia, aunque luego Benzema, Mbappé y la polémica impidieron el triunfo de la Roja.
La siguiente, aquel glorioso 4 de abril de 2021 para la Real Sociedad, que llevaba sin ganar un título desde 1987… y que derrotó en la final de Copa al Athletic con un tanto de penalti de su capitán (1-0) final. Y Mikel selló su viaje por las finales haciendo el 2-1 del pasado domingo, el gol que traía la cuarta Eurocopa a España. En los festejos fue inevitable echar la vista atrás, a ese día en que todo parecía quebrarse.
La lesión
Fue un 17 de marzo de 2022 cuando Oyarzabal se destrozó la rodilla izquierda durante un entrenamiento. En sus lágrimas de alegría tras ganar la Euro, el recuerdo de aquel ligamento cruzado anterior roto, una lesión por la que algunos empezaron a considerarle ya un exfutbolista siempre bajo la sospecha de no tener condiciones de demolición para ser un 'nueve' ni el regate y velocidad para ser un 'siete' o un 'once'… Y, sin embargo, se mueve con sutileza en cada puesto del ataque.
El capitán 'txuri-urdin', a sus 27 años, entiende el juego ofensivo con una naturalidad asombrosa y ataca el espacio con instinto. Y sí, le falta gol (es 'lo único' que le falta), pero si lo tuviese hace años estaría vistiendo la camiseta de algún 'gigante'. No le otorgan un valor de mercado de 45 millones de euros en páginas como Transfermarkt si no los valiera.
«Mikel es un valor seguro. Nunca falla», decía Luis De la Fuente nada más terminar la gran final. Llevan juntos nueve años y lo han ganado todo juntos. Esa complicidad técnico-jugador es valiosa en torneos tan cortos. Pero la frase más definitoria la 'largó' Imanol Alguacil esta misma temporada, cuando las nubes de la crítica se cernían sobre el capitán: «Si alguien tiene dudas sobre él, no entiende nada de fútbol».
Oyarzabal es ahora portada después de una carrera deportiva que, a pesar de los éxitos, se ha escrito en las páginas interiores, sección 'Modestia'. Incluso parecía festejar el gol y el título pidiendo perdón, como si la gloria y los tantos históricos perteneciesen a otros.