¡Toma castaña!

Manu Reina
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María Teresa Arana encandila a sus alumnos con clases prácticas en las que se caracteriza de diferentes personajes, como el de castañera

¡Toma castaña! - Foto: Manu Reina

Una maestra que derrocha felicidad. Llega a clase cada mañana con una enorme sonrisa en su rostro porque es consciente de que se reencontrará con sus pequeños alumnos. Cada hora lectiva en su aula es una oda a la educación. Goza de una explosiva energía y tiene claro que quiere salirse de los cánones tradicionales de la docencia. Tanto es así que en muchas ocasiones pasa por la puerta con una imagen muy diferente a como lo hace a primera hora. Y es que María Teresa Arana es una caja de sorpresas, tanto por su desparpajo como por su fondo de armario. 

No tiene reparos para colocarse falda, pañuelo y delantal. Tampoco para colgarse una cesta al hombro y portar un puñado de castañas. Y es que es el momento de explicarles a sus niños de infantil quién es la castañera y cómo es la llegada del otoño. Es algo que hace desde hace 13 años, justo desde el primer momento que ingresó como una más del claustro del CEIP Isaac Albéniz. «Quería hacer algo diferente y divertido para explicarle a mis pequeños la llegada del otoño», explica. El motivo no podría ser otro, ya que «me encanta hacerlo, me divierto mucho y los chicos disfrutan muchísimo».

María Teresa, cuyo atuendo lo recibió de una antigua compañera llamada Ángela, interpreta a una «anciana castañera que es tanto ciega como sorda». En su paseo rutinario en busca de castañas tiene dificultades para dar con ellas. De hecho, en lugar de este típico fruto seco otoñal lo que termina en su cesta son unos cuantos caracoles. «Tengo unos caracoles que yo mismo he hecho», detalla. Cuando empieza a llover y concluye su jornada, la anciana se percata de que no tiene ninguna castaña en la cesta, ya que todos los animalitos han marchado. Sin embargo, ella recurre a la conocida canción Caracol col col saca los cuernos al sol para evitar confundirse de nuevo. Y es que gracias a esta melodía, conocida en todos los colegios, puede comprobar por el tacto que los caracoles sacan los ojos o no. En caso de no hacerlo, «sé que son castañas». Es la forma de comprobarlo, teniendo en cuenta su ausencia de visibilidad y audición. 

Esta maestra, que no pierde la sonrisa en todo momento, explica que «los alumnos saben que soy yo, pero les hace muchísima ilusión igualmente». Es cierto que cuando ella sale caracterizada por el aula y las zonas comunes del centro, todos «quieren descubrir que soy yo». De hecho, siempre le llaman castañera. «Juegan un poco con la dualidad». Al fin y al cabo estas clases «son mucho más llevaderas y creo que de esta manera aprenden mucho más». El resultado es tan exitoso que también se caracteriza por el Día del Libro, Halloween e incluso de japonesa, entre otras ocasiones. 

Jubilación. María Teresa Arana, que tiene 59 años de edad, disfruta de sus últimos días como maestra del centro, ya que por desgracia el próximo 22 de diciembre dejará de impartir todos sus conocimientos tras una carrera memorable. «Me da pena y sé que voy a echar mucho de menos el colegio, porque he disfrutado muchísimo aquí», reconoce. Sus días como maestra están contados, pero el legado que deja es extraordinario. Se lleva no solo la admiración de los centenares de alumnos que ha tenido a su cargo, sino también el de todo el claustro.