Recientemente la Comisión Europea eliminó a Gibraltar, junto a Panamá, Barbados, Emiratos Árabes y Uganda del listado de alto riesgo para el sistema financiero de la Unión Europea. Dicen que ya no suponen una amenaza importante para el sistema financiero internacional, cuando la realidad es que a la vista de los nulos o bajos impuestos y de su opacidad financiera, Gibraltar es un lugar idóneo para lavar dinero y ocultar fondos.
El proyecto de muchos independentistas catalanes es convertir Cataluña en un paraíso fiscal al estilo de Luxemburgo. Es conocido que la Generalitat de Cataluña, en su ensoñación fantástica, llegó a contemplar la posibilidad de que Cataluña, conseguida la independencia, se convirtiera en un paraíso fiscal si no se permitía que permaneciera en la Unión Europea. Soñar despierto supone una desvinculación temporal del entorno de una persona durante la cual la realidad se distorsiona y se cambia parcialmente por una fantasía visual, normalmente consistente en pensamientos placenteros, anhelos, esperanzas y ambiciones imaginadas inminentes. En el caso de Cataluña se trata también de la espermaquia adolescente de una sociedad inmersa en la polución nocturna, primitiva y placentera de las mentes abducidas por políticos aldeanos de corral, abyectos e interesados.
En el tema de paraísos fiscales, la cuestión ahora es preguntarnos el motivo por el que países como Irlanda, Países Bajos, Malta o Luxemburgo no son considerados como paraísos fiscales. Luxemburgo, por ejemplo, es un minúsculo Estado especializado en servicios financieros, que alberga a más de doscientos bancos, más de mil ochocientos fondos de inversión y más de diez mil holdings y grupos empresariales. Su principal ventaja es la favorable fiscalidad para inversores y sociedades, donde los no residentes no pagan impuestos sobre la renta, beneficios de capital ni transmisiones patrimoniales, y la ley impide a las autoridades de otros países investigar a sus clientes a menos que existan pruebas de actividad criminal.
La bolsa de dinero negro que recorre Europa puede superar con mucho el billón de euros, una cantidad similar al PIB de España, mientras que los Gobiernos de los países más poderosos no se atreven a erradicar la vergüenza de los paraísos fiscales. De este modo, Luxemburgo es uno de los centros financieros de Europa especializado en servicios de banca para no residentes, uno de los principales centros financieros con una capitalización bursátil superior a la de las Islas Caimán, Singapur o Hong Kong, aunque oficialmente la OCDE no le da la consideración de un paraíso fiscal propiamente dicho.
Soñar despiertos es un proceso agradable que nos puede generar emociones saludables, salvo cuando ya no se regresa a la normalidad y uno se mantiene en la fantasía perpetua de la ensoñación excesiva. Luxemburgo es la ensoñación compulsiva y húmeda de la decadente burguesía catalana.