Es capaz de solventar las limitaciones que conlleva escribir un microrrelato. Apenas cuenta con un par de centenares de palabras para dar sentido a una historia y para ello tiene que desafiar también su capacidad de síntesis. El texto tiene que tener sentido, criterio y un desarrollo que parta de un gran inicio y acabe con un cierre del mismo calibre.
Noa Martínez crece en esta modalidad literaria a través de su puño y letra. A sus 17 años ya ha participado en distintos concursos con gran resultado. El más reciente es el primer premio que ha conquistado en el III Certamen Nacional de Microrrelatos con Perspectiva de Género que convoca la revista local Los ojos del Júcar con el patrocinio del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha. Tuvo tan solo 300 palabras para crear Detrás del óleo, que es la obra que presentó y en la que se describe la vida de «una artista francesa que se ve obligada a firmar sus cuadros con un nombre masculino» para así tener éxito en la venta de los mismos.
Un galardón que «me anima a seguir» y que «me hace muy feliz porque significa que mi historia ha convencido y gustado al jurado». Y así fue, porque ha sido la más destacada de un certamen en el que se han presentado más de 200 autores. No es el único evento por el que ha pasado con mucha gloria, puesto que cuenta con varios reconocimientos más.
Es cierto que esta tarea de contar algo en un formato tan reducido es más llevadera cuando se escribe como «una forma de expresarme». El hecho de reducir en pocas palabras una historia «me encanta», pero no esconde que es «difícil porque tienes que sintetizar mucho». Precisamente, ese ejercicio para quitar palabras o incluso oraciones enteras, «es complicado y tienes que tener un criterio muy trabajado para saber concretar».
Desvela que su forma de trabajar parte de «escribir todo lo que te venga a la mente sobre una historia concreta» y, a partir de ahí, «siendo consciente de que me he pasado del límite», se trata de «borrar lo menos importante o lo que consideres que tiene menos relevancia». Así como «intentar decir lo mismo pero con menos palabras». Esta labor puede prolongar durante días hasta que se obtiene el resultado esperado. Esta conquense de origen madrileño, pero afincada desde hace muchos años en Arcas, quiere dedicarse por completo a los microrrelatos y ya piensa en presentarse a las siguientes convocatorias. Tras cursar Bachillerato en el IES Fernando Zóbel y seguir las recomendaciones de su profesora Ana Belén Molina, Noa quiere dar rienda suelta a su imaginación. Pero no solo en relatos breves o historias fugaces, ya que al mismo tiempo que se enfocará en esta modalidad también probará con «escribir un libro o una novela». No dejará su formación académica porque en unos meses, después de haber soplado las velas de su mayoría de edad, comenzará un doble grado de Historia e Historia del Arte.
Es consciente de que para escribir es «muy importante leer mucho a otros autores», con los que crecer y «aprender mucho». Una de sus referencias es el escritor castellonense Eloy Moreno, muy vinculado con Motilla del Palancar, porque «me encanta cómo escribe y la forma de expresar». Y esa es la línea que quiere seguir, recomendando además a todas las personas a que se «lancen a hacerlo, que prueben y vean lo maravilloso que es contar historias».