Alcanzar las bodas de plata en cualquier tipo de unión siempre es una meta de difícil consecución... No todo el mundo puede decir que lleva 25 años con alguien, se le quiere y se siente querido. Un cuarto de siglo da para muchas tardes de toros. Para triunfos y fracasos. Para toreros eternos y para otros que resultan efímeros. 25 años cumple Maximino Pérez al frente de la plaza de toros de Cuenca. Un empresario, siempre con la genialidad como punta de lanza, que ha dado un giro sideral a una feria que caminaba en tierra de nadie y que puso a la altura de las más grandes. Antes de la feria taurina de este año hubo otras 24, con el único 'vacío' de 2020 debido a la pandemia.

Si desde que Maximino Pérez desembarcara en Cuenca en las postrimerías del siglo pasado hay una feria que llama la atención, esa es la de 2008. Hace 16 años anunció en esta plaza a un semidiós: José Tomás. Ese serial no solo marcó un antes y un después por ello, sino porque además aumentó un festejo llegando a los seis, marcando así un récord en este aspecto. Además, aquel mágico 2008 también lidió el ganadero más importante de la historia: Victorino Martín. A partir de ese año, el serial sanjulianero consolidó los cinco festejos como la receta a seguir. Es cierto que en 2016 volvieron a ser seis, pero uno de ellos fue una novillada. Esta última década y media está marcada por la consolidación del ciclo, posicionándose como el tercero en abonados.

Temporadas en las que se han visto alternativas (Noelia Mota en 2011, Francisco José Espada en 2015 o Aitor Darío 'El Gallo' en 2018), reapariciones (Cristina Sánchez en 2016 y Jesulín de Ubrique en 2018), ganaderías toristas y corridas monstruo (2013 y 2018). Toreros que perdieron la vida en el ruedo como El Pana o Iván Fandiño, figuras consagradas, toreros mediáticos y los jóvenes emergentes de cada momento.

Pero como para andar cualquier camino, siempre hay unos primeros pasos. El debut de Maximino Pérez en Cuenca, allá por 1999, fue con tres festejos. ¡Pero ojo! ya anunciaba a dos incipientes Morante y El Juli y a un tal Espartaco. Ahí es nada... Desde este punto de partida todo fue in crescendo. Al año siguiente ya programó cuatro tardes de toros y desde 2002 no se bajaría ya del carro de las cinco salvo por el lacrimógeno varapalo del coronavirus, ya contrarrestado a partir de este año.