La empresa MaxiToro que gestiona Maximino Pérez cumple 25 años como arrendataria de la plaza de toros de Cuenca, refrendada en sucesivas concesiones municipales, la última por 25 años. En este cuarto de siglo, entre finales del siglo XX y los comienzos del XXI, la feria taurina de San Julián ha logrado hitos y éxitos continuados, antes nunca vistos por otras gestiones empresariales. Desde su llegada en 1999, Maximino puso en órbita, en el planeta taurino, a la Feria de Cuenca, y ahora en sus bodas de plata taurinas le pone un broche de oro con siete festejos seguidos por vez primera.
Para entender el éxito y la gestión del entusiasta empresario que tuvimos la dicha de que llegase a Cuenca hace 25 años y pusiera una pica de varilarguero como la de Flandes, sólo hay que repasar brevemente cómo fue la feria de 1998 con la empresa Martínez Uranga, a la que el Ayuntamiento tuvo que rescindir el contrato.
1998: el público no responde. Aquella temporada se había iniciado con una sorprendente novillada denominada II Encuentro Mundial de Novilleros que congregó en el coso taurino a unos 2.000 espectadores para ver a los diestros Jesús Aguado, Antonio Barrera e Ignacio Garibay. Para el Domingo de Resurrección se anunció una novillada picada, con la despedida de José Antonio Iniesta, camino de su alternativa, que se aplazó para la semana siguiente por la lluvia. Asistieron unos 1.200 espectadores.
1999: Maximino pone en órbita la Feria de Cuenca en el planetaPara la feria se anunciaron una novillada con caballos y tres corridas de toros. El 23 de agosto actuaron los novilleros Álvaro de la Calle, triunfador en 1997; el conquense Ismael Pastor y el ciudadrealeño Reina Rincón, que sería asesinado en Perú en 2002.
La primera corrida se celebró el lunes 24 y tuvo como protagonista a Ortega Cano, que se negó a matar el toro del Pizarral que le correspondió como sobrero tras devolver el presidente su primero. A Ortega Cano no le gustó el toro Realquito, que le desarmó en el saludo capotero, y a partir de ahí pegó la espantá y se negó a que fuese picado y banderilleado, y mucho menos a hacer faena. Pasó el tiempo reglamentario entre constantes broncas. Completaron la terna Jesulín y Víctor Puerto, a oreja por coleta. Hubo menos de media entrada. La segunda corrida atrajo más público, con una entrada cercana a los tres cuartos de plaza, con ganado de José Luis Pereda. Rivera Ordóñez y Miguel Abellán salieron por la puerta grande (dos orejas cada uno) y Miguel Báez 'Litri' cortó un apéndice.
Rescisión del arrendamiento. Concluyó la feria con el cuarto festejo, la tercera corrida, en la que se produjeron dos bajas por las cogidas de Cristina Sánchez y José Antonio Iniesta. Con tres toros de Alfonso Navalón y otros tres del Puerto de San Lorenzo abrió la puerta grande el sustituto Víctor Puerto (dos orejas), con un apéndice para Manuel Amador y sin trofeos para el otro sustituto: Miguel Abellán. La plaza registró un cuarto de entrada, de ahí que al comienzo de mi crónica publicase: «Hay una frase hecha en el argot taurino que dice que cuando hay toros no hay toreros y viceversa, pero ¿y cuando no hay público? (…) Una pena ver tanto cemento pintado de crema en nuestra plaza».
La relación entre la empresa y el Ayuntamiento, que presidía como alcalde Manuel Ferreros, por la deriva empresarial de los últimos años llevó a la decisión de no ocupar durante todos los festejos el palco del Ayuntamiento, que apareció vacío.
A finales de octubre, y ante «el clamor popular» en contra de la empresa, la Comisión de Seguimiento del arrendamiento de la plaza instó al Ayuntamiento a rescindir el contrato con Javier Martínez Uranga, siendo aprobada la rescisión por la Comisión de Gobierno municipal a finales del mes de diciembre. Sin embargo, el empresario se reunió con el alcalde en enero de 1999 mostrándose dispuesto a continuar como arrendatario del coso taurino y al efecto presentó un escrito en el Registro municipal el 8 de febrero. Sin embargo, la Comisión de Cultura decidió retirar el crédito a Martínez Uranga y llevar la propuesta a Pleno, siendo aprobado el nuevo Pliego de Condiciones.
MaxiToro, la nueva empresa. El 14 de abril, la Mesa de Contratación proponía a MaxiToro como adjudicatario para dos años –entre las seis concursantes–, debiendo abonar al Ayuntamiento en concepto de canon la cantidad de 1.160.000 pesetas anuales, incluido el IVA, además de la cantidad anual de 1.500.000 pesetas en concepto de obras.
El nuevo empresario, Maximino Pérez, anunció la Feria el 15 de julio en la madrileña discoteca Pachá, con presentación del periodista deportivo Iñaki Cano –el mismo que lo ha hecho en Cuenca 25 años después– y sus palabras fueron tan determinantes como veraces: «Vamos a devolver a la gente la ilusión por los toros».
De 400 a 4.000 abonados. El texto que sigue lo escribí en 2006 cuando el empresario presentaba sus nuevas credenciales de arrendamiento: La gestión de Maximino Pérez en la plaza de toros, en dos períodos que van desde 1999-2000 a 2001-2005, ha sido tan brillante en todos sus aspectos, que no sólo ha conseguido prestigiar la feria taurina de San Julián, sino sobre todo contar con el apoyo del público, que se traduce en 4.400 aficionados, por los 400 que había cuando se hizo cargo de la plaza, en 1999, en unas condiciones que hubieran desesperado al empresario más audaz.
Los aficionados bien recuerdan que en los años anteriores la feria taurina había decaído con unas programaciones anodinas y con muy poco público en los tendidos, además de incumplimientos en el pliego de condiciones, uno de ellos el de la reforma y remodelación de la enfermería.
Con tres meses para preparar la feria, el joven y emprendedor Maximino Pérez preparó cuatro festejos para su primera feria taurina. Manifestaba entonces Maximino que «Cuenca ha sido una feria muy reconocida durante muchos años, pero llevamos seis o siete años que ha bajado mucho. Mi objetivo es que la plaza de toros obtenga una mayor relevancia en el calendario nacional y se convierta en una plaza codiciada y lugar obligado de las primeras figuras del toreo».
Poco días después el nuevo empresario presentaba la feria de 1999 en el Ayuntamiento, con la presencia del matador de toros Juan Antonio Ruiz 'Espartaco'. Los aficionados se empezaron a ilusionar con unos carteles muy atractivos. No pudo comenzar mejor la feria el domingo 22 de agosto, con un cartel formado por Espartaco, Manuel Caballero y El Juli, que se presentaba en Cuenca.
La plaza se llenó y se cortaron cinco orejas, con salidas a hombros de Espartaco y Manuel Caballero. El Juli se quedó con las ganas, pues sólo se le concedió un apéndice pese al clamor popular de la segunda oreja, lo que originó una gran bronca a la presidencia. Los toros fueron dos de Torrestrella, dos de José Luis Marca y uno cada uno de José Luis Osborne y Benítez Cubero. Antes del sorteo la corrida estuvo en un tris de suspenderse (la oreja negada a El Juli venía del tira y afloja ganadero de la matinal).
En la segunda corrida, del 23 de agosto, Miguel Abellán suplió a Rivera Ordóñez, lesionado. El cartel lo abría Morante de la Puebla, con Manuel Díaz 'El Cordobés' completando la terna. Gran ambiente en la plaza y toros de Benítez Cubero. No pudo tener mejor entrada en el cartel el madrileño Miguel Abellán, pues cortó nada menos que ¡cuatro orejas! El dato era noticia, pues hacía 18 años que un torero no cortaba cuatro orejas en la plaza de Cuenca. El último en hacerlo, hasta ese año 1999 había sido Palomo Linares, que las cortó en 1981.
El tercer festejo de aquel primer año de Maximino fue una corrida de rejones con Fermín Bohórquez, la presentación de Pablo Hermoso de Mendoza, y las actuaciones del taranconero Paco Benito y Paco Ojeda, que antes había vestido de luces. Un gran espectáculo en el que brilló con luz propia Hermoso de Mendoza.
Tres espectáculos que dejaron muy satisfecha a la afición de Cuenca, que respondió con su presencia en los tendidos, y muy animado al empresario Maximino Pérez, que iba a apostar por mejorar la feria en todos los aspectos. En el balance que hacíamos sobre la feria, uno de los titulares reflejaban el sentir popular: «La Feria de San Julián, que estaba bajo mínimos, ha recuperado al público».
El nuevo siglo. Y si el que da primero da dos veces, en el segundo año como empresario, en el 2000, Maximino logró cotas históricas, saliendo en hombros de la plaza junto a Joselito y Miguel Abellán. Nunca se había visto en la plaza conquense a un empresario salir por la puerta grande.
Maximino preparó la feria con especial mimo, presentándola en la Terraza de ABC en Madrid, con la presencia de El Juli, que se había quedado sin puerta grande en 1999. El torero madrileño recibió el II Premio Taurino de Cuenca y los carteles ofrecían todos los atractivos en tres corridas de toros y una de rejones. Además de las grandes figuras, incluyó a un torero que tenía una deuda pendiente con Cuenca: Luis de Pauloba, que había sufrido una grave cogida en su etapa novilleril, que marcó su vida taurina.
Aumentaba el número de abonados y hasta dos compositores de la categoría de José López Calvo y Juan Carlos Aguilar presentaban el pasodoble El empresario, dedicado a Maximino. Del 19 al 22 de agosto se desarrolló la feria, que fue histórica. En la primera se lidiaron toros de Monteviejo (los 'patas blancas' de Victorino). Luis de Pauloba, que brindó uno de sus toros al cirujano jefe de la plaza, Amador Jiménez, cortó una oreja, al igual que el mejicano El Zotoluco, en tanto que Óscar Higares fue aplaudido. Con casi lleno se celebró la segunda corrida, con ganado de Morillas y uno de Bañuelos. Joselito y El Juli salieron por la puerta grande con dos y tres orejas, respectivamente. Morante de la Puebla no estuvo afortunado.
La tercera de feria fue de rejones y en este festejo los espectadores vivieron la apoteosis de Hermoso de Mendoza con su caballo Cagancho, totalizando cuatro orejas al alimón con Cartagena. Leonardo Hernández y Bohórquez (oreja), mostraron buenos detalles al igual que Cartagena.
El final de feria no pudo ser más apoteósico, con la foto que ya es historia de la salida a hombros del propio empresario Maximino Pérez junto a Joselito y Miguel Abellán. La crónica de la corrida, firmada por quien firma este texto, tenía un titular bien expresivo: «Lo nunca visto en Cuenca». El sumario lo explicaba: «Salieron a hombros Miguel Abellán (tres orejas), Finito de Córdoba (dos) y el empresario Maximino Pérez, mientras el público gritaba ¡torero! a Rivera Ordóñez (una oreja), y a un toro de Los Guateles se le dio la vuelta al ruedo.
La verdadera semana taurina. Había que remontarse a las tardes gloriosas de Chicuelo II en Cuenca para recordar muchos años después una corrida como la que cerró la Feria de San Julián de 2000. Fue una tarde en la que hubo mucha torería, maestría, pundonor y valentía en Finito de Córdoba, Rivera Ordóñez (que falló con los aceros) y Miguel Abellán.
En los años sucesivos, y dada la gran inversión que había que hacer, el arrendamiento fue concedido a MaxiToro por 25 años. Llegaron los toros indultados, la creación del Trofeo al Mejor Toro del Colegio de Veterinarios, el sorteo de coches, las presentaciones en Madrid y Cuenca y la certificación de que la plaza conquense era la tercera plaza en número de abonados.
En esos 25 años al frente de la plaza –con la excepción de 2020 por la pandemia–, Maximino ha anunciado, incluida la feria de 2024, nada menos que 153 festejos con esta proporción: 90 corridas de toros, de ellas cuatro mixtas; 25 corridas de rejones, tres novilladas picadas y otros 35 festejos entre recortes, becerradas, espectáculos cómicos-taurinos, clases prácticas y encierros infantiles. 2008 fue el máximo en corridas de toros con cinco –y número de abonados– y este 2024 será la primera vez que se celebren festejos siete días. La verdadera Semana Taurina de Cuenca… por San Julián y con Maximino Pérez.