Ganó ella, ganó él, ganamos todos

Leo Cortijo
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Ganó ella, ganó él, ganamos todos - Foto: Javier Guijarro Fotografia

Podría centrar esta última puntilla exclusivamente en el análisis de los carteles de la feria, pero no quiero hacerlo. Podría decir que el serial en su conjunto es de nota alta, que hay variedad e interés, que están representados todos los gustos del aficionado; que sí, que puede faltar este torero y sobrar aquel otro... Pero no, no quiero. Me niego a que las últimas palabras que salgan de este teclado sean para eso. Como el puntillero que tiene todo en su mano para confirmar el triunfo del diestro o aguarle la fiesta, prefiero aprovechar ese reducido espacio de tiempo para hacer revisionismo histórico, que tan de moda está ahora, por cierto. 

Ésta no es una feria cualquiera. De hecho, de un cuarto de siglo para acá, ninguna en Cuenca lo ha sido. Esta menos, si cabe. Es la feria en la que el empresario del coso, Maximino Pérez, cumple 25 años de gestión. En 1999 desembarcó en territorio conquense un curioso, inteligente y creativo joven de Fuenlabrada. Con un aspecto aniñado que sorprendía a más de uno, esa mente privilegiada para la reinvención resucitó una plaza hundida. La cogió con 400 abonados, en los infiernos de la mediocridad y la indiferencia del olvido, y la llevó hasta rozar los 5.000 abonados y a uno de los lugares más dignos dentro de un sector de hienas donde sobrevivir es casi una cuestión de fe. Lo hizo a base de esfuerzo, sacrifico, tesón, trabajo e ilusión. De eso, y eso mismo, elevado a la enésima potencia. Cuenca ha sido su vida. 

Maximino Pérez ha entregado a ella sangre, sudor y lágrimas. Ha ganado con ella, faltaría más... es empresario. Yo diría que se han retroalimentado, pero cabría preguntarse si hace 25 años aquellos que íbamos acompañados de la mano de nuestro abuelo a un desierto de cemento no habríamos firmado este resultado. Lo mejor de todo es que las raíces de Maximino en esta ciudad no se limitan a lo estrictamente taurino. No va y viene una vez al año, hace una feria y se va corriendo. Aquí tiene amigos que le quieren. Hace 25 años una persona vino a dinamizar la vida de la ciudad durante unas semanas de verano. Cuenca es más Cuenca gracias a lo que genera este empresario y, con él, la tauromaquia. Ganó Cuenca. Ganó Maximino. Ganamos todos. ¡Gracias!

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