Cuando todo el centro de atención para la formación de Gobierno por parte del PSOE se encontraba en los independentistas catalanes (Junts y ERC), surgió Podemos para poner patas arriba los pactos entre formaciones políticas. Cuando el partido liderado Ione Belarra parecía abocado a la absorción por parte de Yolanda Díaz con Sumar, los morados levantaron la voz para poner sus propias condiciones. Los requisitos de las herederas de Pablo Iglesias pasan por aumentar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 1.500 euros, topar los márgenes empresariales en los alimentos y los alquileres de las viviendas, derogar la denominada Ley mordaza o renovar el Consejo General del Poder Judicial, por citar las más importantes. Además, metieron al Gobierno en funciones en una crisis internacional al exigir Ione Belarra que España reconociese a Palestina como Estado, llevar a Netanyahu ante la Corte Penal Internacional y cortar relaciones diplomáticas con Israel.
Podemos considera «claramente insuficiente» los objetivos planteados en las negociaciones entre el PSOE y Sumar para acometer «transformaciones profundas» en la sociedad. En esta ecuación, los morados cuentan con que la ministra en funciones de Igualdad, Irene Montero, continúe como parte del futuro Gobierno de España.
Pedro Sánchez es uno de los estrategas políticos más audaces del panorama actual, fruto de ello es que sobrevivió varias veces cuando le daban por amortizado y ahí sigue con opciones de formar Gobierno. Sin embargo, en las negociaciones abiertas en la actualidad no contaba con las exigencias de Podemos, lo que trastoca los planes.
Una vez que todos los analistas políticos dan por hecho un pacto ya alcanzado con los independentistas catalanes para aprobar la amnistía de políticos condenados por el procès y un futuro referéndum de autodeterminación, la partida se jugaba con Sumar, donde se englobaba a Podemos, y con la única interlocución de Yolanda Díaz. Sin embargo, no se contaba con el paso al frente de Podemos, que quiere un acuerdo de máximos y hay que tener en cuenta que sus diputados son necesarios para el acuerdo con el fin de reeditar el Gobierno frankenstein de la pasada legislatura.
El reloj corre ya en contra de Pedro Sánchez, quien tiene poco más de un mes para cerrar todos los frentes abiertos para alcanzar de nuevo La Moncloa, mientras la inestabilidad en el panorama internacional pone en jaque a todos los países occidentales. El estratega político tendrá que volver a dar un salto triple mortal en tiempo récord si quiere mantenerse como presidente del Gobierno y, de todas formas, el Ejecutivo resultante será muy débil, porque los peajes serán cuantiosos, numerosos y difíciles de asumir simultáneamente.