Décimas y un poema olvidado de Federico Muelas

Óscar Martínez Pérez
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Décimas y un poema olvidado de Federico Muelas

Entre los muchos artículos publicados en la prensa madrileña y conquense por Florencio Martínez Ruiz destacan, por su calidad y cantidad, los dedicados a nuestro genial y recordado poeta conquense Federico Muelas, nuestro bardo de Contrebia, cuya memoria y obra estamos recordando a lo largo de este año en que se cumple el cincuenta aniversario de su muerte.

Martínez Ruiz sustanció y valoró como pocos, a través de su crítica y genial pluma literaria madrileña y conquense, la obra poética federicoana, pero es verdad que no toda la producción poética de Muelas se publicó en sus libros. Y es aquí donde su hemeroteca periodística nos permite 'rescatar' en este año de Federico, algunos de los poemas que escribió pero no se publicaron.

En los tiempos en que Federico Muelas estaba en plantilla de Radio Nacional de España como editorialista conoció al popular periodista David Cubedo, compañero de fatigas en ese y otros momentos y en ese y otros medios. En los papeles que nuestro mejor poeta le entregaba a su entonces director Cubedo casi siempre estaban acompañados de dibujos o viñetas de variado sabor y trazos, además de poesías (décimas) dirigidas a su compañero y director radiofónico. 

Décimas de David Cubedo. Las cuartillas de Federico que atesoró Cubedo demuestran el sentido del humor y la personalidad federicoana y son claro ejemplo de que no sólo de discursos solemnes vivía el cronista de Cuenca. Estas coplillas y décimas, dice el perspicaz crítico literario, servían de desahogo doméstico para el genial poeta, por lo que aun cuando mantienen perfectamente la corrección estilística y seguridad formal, «no es cuestión de someterlas a la ley de la preceptiva…».

Otro de los versos recuperados y publicado por Florencio en su continua búsqueda de todo lo relacionado con la vida y la obra del poeta de Cuenca le llegó de la mano del que entonces era el «patriarca de la poesía conquense», Eduardo de la Rica, que recibió unos versos que no habían sido ni publicados ni siquiera eran conocidos y que, como mensajero, recibió a su vez de Ramón Moya Pinós, maestro conquense que entonces residía en Madrid. 

El poema se titula Dolor de despedida y Martínez Ruiz lo situó en la «prehistoria» poética del autor de Cuenca en Volandas. Federico Muelas escribió el poema cuando tenía 23 años y lo leyó Ángel Moya en la clausura del curso del Ateneo del Estudiante en la Escuela Normal de Magisterio. Florencio ve en estos versos una influencia clara del Padre Julio Alarcón y de la poesía machadiana. Con los años y los libros, Muelas alcanzó la gloria poética y sentó un estilo propio y único irrepetible en la poesía de Cuenca y española. Como ya hemos indicado en otras ocasiones y parafraseando a Florencio Martínez Ruiz el estilo de su poesía es «Gongorino a veces, clasicista en ocasiones, alguna vez surrealista y neopopularista sin eclipse; el lirismo de Federico alcanza máximos planos de entidad, pues vivió y salió ileso de las experiencias poéticas de su tiempo: la quemazón de la poesía, con Salinas, Guillén, Alberti y Dámaso; el humanismo heridor de Miguel Hernández o la perfección moral aprendida de los 'garcilasistas', aunque con sangre dentro».

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