Comprar una vivienda, ya sea nueva o usada, es para muchas economías familiares una misión casi imposible. Alquilar, que durante un tiempo fue la única salida posible, también se ha convertido en un particular 'Everest' de un tiempo a esta parte. Especialmente para los jóvenes, en pareja o solteros, que acaban de acceder al mercado laboral la tarea de independizarse es muy complicada. Por esa razón, no es de extrañar que en los últimos años la tendencia de compartir piso haya crecido de manera exponencial. 

En estos momentos hay una mayor oferta de habitaciones disponibles con respecto a lo que ocurría hace un año en todas las capitales de provincia. Cuenca no es una excepción. Todo lo contrario, pues presenta una de las variaciones más altas, según un estudio reciente de Idealista. Cierto es que el conquense es un mercado en el que la oferta de este tipo de habitaciones es tradicionalmente baja, por lo que cualquier alteración genera porcentajes muy elevados.

Con todo, la oferta de habitaciones en piso compartido prácticamente se ha duplicado en la ciudad de las Casas Colgadas. En concreto, según el informe, crece un 96%, muy por encima de lo que sucede en otras capitales de la región, como Toledo (22%), Guadalajara (26%) o Ciudad Real (32%). La única excepción, porque también es punta de lanza a nivel nacional, es Albacete con un 231% de aumento.

La oferta de habitaciones en pisos compartidos se duplica

En Cuenca, el precio medio de alquilar una habitación es de 250 euros, un nueve por ciento más que hace 365 días. Ese nivel de alquiler solo encuentra otra capital regional por debajo, Ciudad Real, con 215 euros. En Toledo el coste medio son 290 euros, mientras que Albacete y Guadalajara están un escalón por encima con 300 y 330 euros, respectivamente.

«No se comparte piso porque se quiera compartir, ya que la gente prefiere vivir sola o con alguien más conocido, se comparte por pura necesidad». David Martínez, responsable de Grupo Best en Cuenca, empresa con 30 años de experiencia y de reciente implantación en la capital dedicada a ofrecer un servicio integral a aquellos que buscan comprar, vender o alquilar, no puede ser más claro y preciso.

radiografía. Habla de una oferta en estado de «shock», y es que «hay poca vivienda en venta, ya sea nueva o usada», y además «los precios se han encarecido» de una manera notable. «Con la subida generalizada de los materiales, el precio se está condicionando mucho, y eso obliga a disponer de un capital interesante previo para poder acceder; aunque se den carencias de pago, los precios están por encima de las posibilidades de la gente joven». «Si no tienes un 10 o un 15% del dinero ahorrado, como mínimo, no puedes acceder a una vivienda», remata.

A ese «shock» también contribuye lo que sucede en el mercado del alquiler. En opinión de este experto, se suceden una serie de factores que «en poco o nada ayudan», empezando por los propietarios que prefieren no alquilar sus viviendas porque las nuevas políticas del Gobierno «no facilitan el alquiler convencional», y es que les supone un «trastorno enorme» tanto los impagos como, a posteriori, expulsar a los inquilinos morosos. 

Por otro lado, los que sí colocan en su fachada el cartel de 'Se Alquila', buscan una «mayor rentabilidad» alquilando habitación por habitación y no el piso en su conjunto, imputando además en el precio los costes adicionales que la nueva ley supone para el propietario y, a su vez, dificultando todavía un poco más el acceso para aquellas rentas más pequeñas. Martínez, en este sentido, pone el foco en «grupos de trabajadores que prefieren desplazarse en AVE desde Albacete todos los días, por ejemplo, desarrollar aquí una jornada completa de trabajo y volver por la noche antes de plantearse el alquilar».

Con todo, el máximo responsable de Grupo Best en Cuenca destaca que éste «es un problema nacional, no propio y exclusivo de nuestra ciudad». De hecho, para intentar solventar el problema el Gobierno central ha puesto una serie de medidas encima de la mesa, algo que Martínez califica, de entrada, como un «globo sonda», ya que «habrá que ver qué letra pequeña tiene y hasta dónde y cómo puede llegar».