El alma es el vínculo más profundo que tiene un ser humano con lo sagrado, un regalo que nos ofrece la posibilidad de entrar en comunión con Dios a través de lo sensorial, de nuestra experiencia terrenal. La expresión artística, que mana en esencia del alma misma, es quizá el modo más puro de alcanzar la mística, ese estado de conexión con lo sagrado. La luz y las tinieblas danzan enlazando arte, misticismo, innovación y patrimonio en Uclés para crear un festival de música y vanguardia que nos permite reconectar con nosotros mismos para alcanzar esa mística que ha permitido a Santa Teresa de la Cruz o San Juan de Dios llegar al éxtasis y conectarse con la espiritualidad.

A través de los nuevos lenguajes y la técnica que nos ofrece el siglo XXI, el Monasterio de Uclés fusiona su extraordinario enclave con la tecnología digital, las creaciones audiovisuales, la poética digital, el sonido, la gastronomía, el arte y el patrimonio para deconstruir la Semana Santa y el lenguaje religioso a su expresión más ancestral: la unión del alma humana con el plano espiritual en un festival de música mística y sacra que es mucho más que un ciclo de conciertos. 

David Pérez es el director del proyecto de transformación y revitalización del conjunto patrimonial del Monasterio, también ostenta el cargo de director ejecutivo de la Fundación Fernando Núñez y lleva la dirección creativa del laboratorio de innovación cultural FFN LAB (LaLAB), que organiza este festival. Para él, un maestro del diseño y la escenografía, han hecho «un camino inverso, cada vez tendemos a simplificar más las cosas porque tienen que llegar muy adentro de manera más sencilla, y eso es lo que hemos hecho, simplificar para llegar con lo mínimo, pero hablamos de simplicidad, no de sencillez, es reducir las experiencias a su parte esencial».  

Espiritualidad a través de los cinco sentidos

La unión entre lo ancestral y la innovación puede parecer alejada, pero David cree que «trabajar con músicas para el alma, para el espíritu o la meditación es algo atemporal, la música es música y los artistas han ido utilizando la técnica que tenían en ese momento para avanzar, yo creo que esto es una progresión lógica». Una progresión que, en el caso de Lux in Tenebris ha desembocado en una puesta en escena espectacular y un evento absolutamente performático, pensado para conectar con la fe a través de los cinco sentidos y estructurada en tres grandes experiencias: el oficio de tinieblas, la vigilia y el concierto de resurrección. 

En estos eventos la tradición es una parte fundamental que se reinventa con las nuevas tecnologías. David comenta cómo los artistas participantes, como la Academia de los Nocturnos o el Ensemble La Danseyre «hacen una interpretación absolutamente fiel de la música que es del siglo XVI y del XVII». Además, «todo el material que se utiliza para configurar las proyecciones de vídeo pertenece a la Diócesis de Cuenca, mostramos un catálogo de más de mil imágenes de todo el patrimonio artístico-religioso que tenemos en la provincia».

La espiritualidad es la esencia, la reconexión con la manera que tenemos de vivir nuestra fe y de explorar a través de las armonías, las imágenes, los sabores y los aromas cómo llegar a entender nuestra Pasión desde una visión contemporánea. Lux in Tenebris se instala en Uclés para elevar la Pasión a lo sublime del arte ancestral el 30 y 31 de marzo y, con una puerta que une pasado, presente y futuro nos permite explorar en sensaciones aquello que solo se puede entender con el lenguaje del alma.