Las segundas oportunidades, a veces, sí son una buena idea. Al menos lo fue para Pilar Díaz, quien decidió retomar algo que aprendió de joven, el encaje de bolillos. Esta renovada afición le ha llevado a crear una comunidad gracias a la cual se establece como un referente, y no solo a nivel local. Pilar fue la creadora de la Asociación Arco de la Malena, con la que reúne a decenas de vecinas interesadas en las labores de costura.
Pilar es conocida en Tarancón como 'la ranilla' y cualquiera que hable con ella se da cuenta enseguida de la energía que desprende. Presume de ser «taranconera de pura cepa», ha estado implicada en la vida, sociedad y cultura de la ciudad desde siempre, ya sea formando parte del Caño Gordo, siendo socia de la Peña El Mosto o con la creación de la asociación de la que aún es presidenta. «Me apunto a un bombardeo, me encanta estar ocupada y ser activa, estar rodeada de personas con inquietudes», argumenta. Pilar lleva trabajando desde que era joven para echar una mano en su casa, «cuando era pequeña el país se encontraba en una situación delicada y tocaba arrimar el hombro, por eso empecé a trabajar con mi madre a una edad temprana». Fue entonces cuando una vecina le enseñó el encaje de bolillos, algo que en aquel momento pasó desapercibido para ella.
Curiosa por naturaleza, ya de adulta continuó la formación que había abandonado a su niñez, «dicen que el saber no ocupa lugar, la vida está para aprender». Pasados los cincuenta años, la protagonista se tuvo que enfrentar a un bache que marcó su vida y del que tuvo que reponerse. Su vía de escape fue retomar esa técnica que le había enseñado una vecina en su infancia, el encaje de bolillos. «No sé cómo mi cabeza dio con retomar esta afición, apenas me acordaba, tuve que volver a empezar casi de cero, pero fue mi refugio», relata Pilar.
Poco a poco fue recuperando su «maña» en esta difícil técnica que «consiste en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas, llamadas bolillos, para manejarlos mejor. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfileres clavados en una almohadilla, que se llama 'mundillo'. El lugar de los alfileres normalmente viene determinado por un patrón de agujeritos en la almohadilla, también conocido como 'picado'».
Durante los encuentros, las usuarias exhiben los laboriosos trabajos realizados con las diferentes técnicas aprendidas - Foto: A.A.MEsta técnica compleja y olvidada no solo es difícil de aprender, sino que «se fue perdiendo y poca gente la dominaba». Sus vecinas y amigas, cautivadas con los trabajos de Pilar, comenzaron a reunirse para que ella les enseñara. «Empezamos juntándonos unas pocas en el salón de mi casa a pasar la tarde en compañía mientras cosíamos». Cada vez fueron más vecinas las que se reunían hasta que «en mi casa ya no cabíamos, así que el Ayuntamiento nos cedió un espacio». Así nació hace más de 25 años la Asociación Arco de la Malena de la que ya forman parte 70 personas.
El encaje de bolillos fue ganando popularidad, tanto es así que las usuarias de la asociación asistían a encuentros para reunirse con más aficionados a las labores de costura para aprender e intercambiar conocimientos. Pilar decidió organizar un encuentro en Tarancón que se afianza en el mundillo de la costura como una de las citas más importantes reuniendo en la pasada edición a más de 700 personas en su décimo quinta edición.
La protagonista afirma que «es una dedicación a tiempo completo y altruista, pero a cambio me llevo una gran satisfacción». Acorde con las palabras de la taranconera, «es un gusto ver cómo ha crecido tanto la asociación, como el encuentro o la afición de los vecinos por las labores de costura». En cuanto a Arco de la Malena, la presidenta asegura que «hemos creado un ambiente muy bueno, socializamos, compartimos momentos, técnicas y 'truquillos'. No se trata solo de un taller al que ir a coser, es una comunidad donde brilla la concordia y la armonía».
Pilar es todo un emblema de la ciudad. Con su ahínco y su labor ha conseguido recuperar y popularizar una compleja técnica arraigada entre las tradiciones de la ciudad. Su esfuerzo es reconocido día a día por los vecinos y por sus compañeras de la asociación que se deshacen en halagos al hablar de la taranconera. Además, ha sido reconocida en varias ocasiones por distintos colectivos de Tarancón, como el Centro de la Mujer y también por el Ayuntamiento otorgándole incluso el honor de lanzar el 'cobete' en las fiestas patronales.