Son pozos sin fondo de sabiduría. Conocen al detalle cada rincón, monumento y espacio emblemático de un lugar, así como las tradiciones, anécdotas e historias que dibujan y definen una tierra. La caminata se hace, además, mucho más amena a su lado y es una oportunidad única para escuchar y preguntar todo tipo de curiosidades. La figura del guía turístico aporta un valor añadido indiscutible a cualquier escapada o visita. Al fin y al cabo, es la voz del experto.
Hugo Dolz es uno de ellos. Tiene muy claro que su profesión trata de «ensalzar el sitio que el turista visita» y valora mucho que «la gente pone un foco, interés y un esfuerzo económico a la hora de visitar nuestra ciudad». Es por ello por lo que se esfuerza cada día para explicar con todo lujo de detalles «la historia y monumentos, así como la intrahistoria y todo lo que rodea». Pero no se trata de un esfuerzo puntual, ni mucho menos. Hugo, como el resto de guías turísticos, posee toda la información habida y por haber de Cuenca e incluso mantiene un «reciclaje constante»para no bajar nunca la guardia.
El guía turístico, que festeja hoy su efeméride mundial, no solo debe tener una extraordinaria oratoria para conquistar a los turistas en cada palabra, paso y descubrimiento, sino que también ha de poseer la virtud de ser «extrovertido», que es algo que «se da por descontado». Y es que «si te centras en datos y fechas solamente, a los diez minutos han dejado de prestarte atención». Por lo que lo mejor es «darle algo más de salero, con bromas y chascarrillos para que la gente se lo pase bien». Alguna vez se puede improvisar, pero hay «cuestiones que tomas como rutina porque funcionan muy bien».
Hugo Dolz, que lleva una tablet entre sus manos para mostrar cómo cambian las cosas con el tiempo, desvela que lo que más sorprende a los visitantes, que «suelen ser frecuentemente de ámbito nacional», es el «enclave, los paisajes y las vistas, además de la Catedral, que les llama mucho la atención». Es tanto el gusto por esta ciudad que aprovechan rápidamente para «hacerse fotografías, una vez he terminado la explicación». Suele ocurrir en gran medida en las Casas Colgadas, «porque es el lugar que más les fascina».
Turistas. Muchos visitantes lo tienen claro, como es el caso de la pareja formada por Óscar Callén y Ana Solana, que pasarán unos días en Cuenca tras llegar desde Jaca (Huesca). Ambos no dudan en contratar visitas guiadas porque «es mejor visitar una ciudad de la mano de un guía turístico, ya que puedes escuchar toda la información». Óscar incide en que «puedes hacerlo de forma individual, pero te limitas a observar, sin saber cuál es la historia de cada lugar, cómo ha cambiado con el paso del tiempo o anécdotas del propio sitio, entre un sinfín de conocimientos». Al fin y al cabo, la voz de un experto durante el recorrido «complementa muchísimo la visita».
Por su parte, Ana Solano explica que gracias a un guía turístico «puedo entender cómo es Cuenca y su historia con el paso de los siglos, cómo se ha construido, qué ha cambiado y los personajes destacados de esta ciudad, por decir solo algunas razones». Y es que si uno hace la caminata turística de forma individual, «se marchará después sin ningún conocimiento, y eso es una lástima».
En definitiva, en el mundo de los viajes, hay una figura que a menudo pasa desapercibida, pero que juega un papel fundamental en la experiencia del viajero: el guía turístico. Estos apasionados conocedores locales no solo son expertos en los destinos que pisan, sino que también actúan como embajadores culturales y narradores de historias.