Aprender a bailar es una experiencia transformadora que va más allá de dominar movimientos y técnicas. Implica descubrir una nueva forma de expresión, conectar con la música y, en muchos casos, superar barreras personas y culturales. La danza, en todas sus formas, ofrece beneficios físicos, emocionales y sociales, haciendo del aprendizaje del baile una actividad enriquecedora para personas de todas las edades.

Los alumnos de la Academia de Danza Dolores Muñoz, que cuenta con un legado de 38 años que habla por sí solo, son conscientes de ello y acuden a clase con una gran felicidad en sus rostros, ilusionados con volar en el escenario y comunicar con sus movimientos, marcados por la belleza y una excelente ejecución. Es el resultado de un entrenamiento de años. 

Zoe Ferrer y Nora Ibáñez siguen esos pasos, al igual que sus compañeras, y pese a sus cortas edades ya despuntan, pero no solo con las zapatillas de punta, sino también con sus destrezas. La primera, decidida por el ballet, reconoce que el baile le gusta «mucho» y asegura que «cuando vengo a la academia me lo paso muy bien». Por su parte, Nora recalca que «cuando bailo puedo expresar todas mis emociones», lo mejor de todo es que lo hace «bailando, como a mí me gusta». Quién sabe si son las nuevas promesas del baile nacional o mundial, como así lo han sido tantas bailarinas que han pasado por ese centro conquense. 

Al escenario con elegancia - Foto: Manu Reina

La Academia de Danza Dolores Muñoz cuenta cada año con un centenar de alumnos e imparte distintas disciplinas, como ballet clásico, danza contemporánea, danza española estilizada, folclore, escuela bolera, flamenco o danzas urbanas. El hecho de ser un centro acreditado por los organismos oficiales Royal Academy Of Dance y Spanish Dance Society, la sitúan como un academia referente, que forja a bailarines con proyección nacional e internacional. Los estudiantes, cuando acaban sus formaciones de 13 años, ocho de ellos en formación básica y el resto como profesional, poseen el diploma o certificado oficial convalidado en cualquiera rincón del planeta.

La docente Lola Segarra detalla que «tratamos que el alumnado obtengan la mejor formación técnica posible», pero sin perder la perspectiva de que «no pierdan nunca ese amor por bailar». Desde que entran por la puerta, con tres añitos, se les enseñan técnicas y movimientos, tanto de expresión corporal como no verbal. Pero también se les inculca «la cultura del esfuerzo» para que siempre tengan ese «afán» por aprender y «mejorar en todo momento».

Todo es más sencillo en una academia cuando son alumnas de diez. El docente Carlos Huerta asegura que las chicas «aprenden muy rápido» y destaca que son «muy observadoras, que es algo muy importante en el mundo del baile». La formación sigue una planificación exhaustiva adaptada a sus edades, independientemente de la disciplina artística que se trate. Cómo salir al escenario, mantener la sonrisa en todo momento y bailar con fluidez, entre muchos otros aspectos técnicos... Carlos apunta que «les enseñamos desde el principio y, poco a poco, hasta que ellas mismas van creciendo y progresando». El propio Carlos es el encargado de pulir todos los detalles y también de preparar a sus pequeñas para los exámenes oficiales que realizarán tanto mañana como el jueves en la capital ante un tribunal internacional. Las alumnas tendrán que reflejar sobre el escenario todo lo que han aprendido en estos meses.  

Al escenario con elegancia

Para el cierre de este año académico, en el que han contado con la visita de distintos bailarines de primer nivel, el alumnado de la Academia de Danza Dolores Muñoz ofrecerá un espectáculo en el Teatro Auditorio José Luis Perales el próximo 22 de junio con motivo del XXXVIII Festival Fin de Curso. Es la guinda perfecta a otro año redondo. 

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Un espejo en el que reflejarse. La Academia de Danza Dolores Muñoz ha formado a miles de alumnos en sus 38 años de actividad y muchos de ellos llegan a la élite, como son los casos de Emma Pérez, cuya trayectoria es impecable por toda Europa, o Elisa Díaz y Raquel Verdú, que son bailarinas referentes en España son sus compañías.