El Laboratorio de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha iniciado el análisis de los diez cuerpos procedentes de la necrópolis descubierta en el yacimiento romano de Noheda. El director de la excavación, Miguel Ángel Valero, ha precisado que los restos humanos están datados entre «la segunda mitad del siglo V e inicios del siglo VI».Valero ha indicado que, con anterioridad habían aparecido restos aislados en la villa romana, pero en este caso se trata de un hallazgo «en la sala cruciforme donde el espacio ha colapsado y se ha generado una pequeña necrópolis, con cuatro tumbas y diez individuos. Esos diez individuos lo que hacen es ocupar tres, en algunos casos dos o una única tumba. Hay un enterramiento primario, apartan todos los huesos menos la cabeza en la parte de los pies y entierran otro al lado. Entonces nos encontramos siempre dos o tres cabezas juntas pero los cuerpos están acumulados».
El director de la excavación ha señalado que «es la primera vez que aparece una necrópolis así. Es una cosa muy rara dentro de las villas tardoantiguas y lo primero que tratamos de ver es si son familiares. Y luego, a partir de ahí, estamos empezando a averiguar qué comían, cuál era su última comida y si tenían enfermedades. También estamos viendo problemáticas óseas como desgaste de huesos, como uno que se le fractura y se vuelve a soldar…».
Valero ha avanzado la intención de elaborar un estudio para analizar su vinculación con los actuales pobladores de La Alcarria conquense. «Vamos a hacer un estudio de ADN y cotejar con gentes de la zona mirando las relaciones topográficas de Felipe II, mirando los diccionarios, que tengan unos apellidos históricos... porque hay que pensar que en esta zona, aparte de los habitantes romanos y los tardoromanos, luego llegaron árabes, la repoblación cristiana, las distintas migraciones...»
Dificultad. Ha reconocido que «no va a ser fácil buscar a los ancestros. A quienes estamos analizando no son los nobles, los propietarios. Son los últimos que estuvieron allí y esta gente para mí tiene mucho interés porque han estado siempre ajenos a la investigación arqueológica». Teniendo en cuenta que en una villa romana la atención se centra «en los mosaicos, esculturas...cuando el dominus se va, cuando cambia la situación política y religiosa, aquellos que se quedan, quieren vivir allí y quieren recuperar el espacio, son los resilientes, son los que de verdad hicieron la historia».
El Laboratorio de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) «son profesionales que se dedican al estudio anatómico de civilizaciones desde el Paleolítico hasta la Guerra Civil Española. Son los que llevan casi todas las investigaciones de las fosas comunes. Es gente especializada que tiene las herramientas y los laboratorios necesarios para hacer todo tipo de analíticas: ADN, sangre, restos óseos, las enfermedades que pudieron transmitirse…. tienen unas capacidades que nosotros no tenemos. Gracias al proyecto de investigación de la Junta de Comunidades se ha conseguido su participación en este proyecto y nos aporta unas herramientas y unos conocimientos muy valiosos para nuestras investigaciones».
Miguel Ángel Valero ha destacado que «están ya limpiando los huesos, mirando todos los microbios que hay alrededor de los mismos y demás, porque también hay parásitos que luego se quedan ahí fosilizados. Vamos a tener una primera reunión dentro de unos 20 días o 25 días para ver cuáles son los primeros resultados. La idea es que para este próximo verano tengamos las conclusiones».