Los centros educativos reciben formación en primeros auxilios

Álvaro Fernández
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Los alumnos del IES La Hontanilla y del IES Luisa Sigea aprenden varias técnicas, como la RCP, para saber cómo actuar en diferentes situaciones de emergencia

Los alumnos del IES La Hontanilla siguen las indicaciones impartidas por Jesús Aguilar y Luis Solera durante un taller. - Foto: J.A.

El conocimiento de primeros auxilios es fundamental en la vida cotidiana, ya que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en situaciones de emergencia. Aunque la asistencia sanitaria profesional es crucial, cada segundo cuenta cuando una persona está en peligro. En momentos de crisis, como un infarto o una parada cardiorrespiratoria, saber cómo actuar puede aumentar significativamente las probabilidades de supervivencia. Conocer técnicas básicas como la RCP o cómo manejar una persona que se está ahogando por un atragantamiento es esencial para cualquier persona en estos casos.

En este contexto, los talleres de primeros auxilios que se están impartiendo en los centros educativos de la localidad tienen una gran relevancia. Jesús Aguilar y Luis Solera, Técnicos de Emergencias Sanitarias, en colaboración con el Plan Municipal de Drogas de Tarancón, comenzaron a ofrecer estas formaciones en diciembre, primero en el IES La Hontanilla, y recientemente han continuado en el IES Luisa Sigea para formar a los jóvenes, y que puedan responder ante este tipo de emergencias.

Jesús Aguilar, uno de los ponentes, explica que los talleres «surgieron a raíz de su experiencia en Cruz Roja, Protección Civil y su formación». Durante estos meses, ha ofrecido formaciones en diversos entornos, pero destacan los talleres en centros educativos como su principal enfoque. «Ahora los hacemos de manera independiente, ya que hemos visto un gran interés por estas formaciones», donde se enseñan conceptos  como la conducta PAS o maniobras de RCP. 

En el IES Luisa Sigea, los talleres fueron dirigidos a unos 120 alumnos de tercero de ESO y primero de Bachillerato, divididos en cinco grupos. «La idea es que los grupos sean pequeños, de máximo 30 personas, para que todos puedan participar en las prácticas de manera ordenada», explica Aguilar, quien subraya que una de las claves es enseñar a los jóvenes a mantener la calma en situaciones de emergencia.  «El mayor reto no es la técnica en sí, sino saber reconocer una emergencia y mantener la serenidad para actuar correctamente, porque eso puede salvar muchas vidas», asegura.