La guerra comercial iniciada por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, no parece tener límites y desde que ocupó el Despacho Oval no ha dejado de dar sustos al resto del planeta con sus anuncios de imposición de aranceles.
Si bien, lo que muchos veían como simples amenazas para empender negociaciones y así avanzar en su afán proteccionista, ahora lo ven más real que nunca, una vez que este martes se aplicaban los aranceles a México y Canadá, tal y como había amenazado.
Con este escenario, las palabras del magnate cobran más peso, si cabe, sobre todo después de que hace unas semanas anunciara aranceles para los productos agroalimentarios europeos y, ahora, los haya hecho extensibles a los productos agrarios.

Y es que Trump lanzaba este lunes en su red social, Truth Social, un escueto mensaje que decía así: «A los grandes agricultores de Estados Unidos: preparaos para empezar a aumentar la producción para venderla dentro de Estados Unidos. Los aranceles se aplicarán a los productos exteriores el 2 de abril. ¡Divertíos!».
Reacción del sector. El campo conquense ve con «preocupación» esa constante deriva de la administración Trump por entorpecer el comercio internacional.
De ahí, que, por ejemplo, el secretario general de Asaja Cuenca, Manuel Torrero, asegure a La Tribuna que «las palabras que mejor definen esta situación son preocupación y cautela», puesto que «hasta que no conozcamos el alcance de esos aranceles y su tipo impositivo, no podremos hacer una valoración más precisa. Aun así, ante todo, preocupación».
No obstante, si finalmente se aplican, es de la opinión de que «lo lógico sería realizar un reparto del arancel, es decir, vigilarlo para que no solamente vaya contra el margen de beneficio del productor primario».
Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Cuenca, su secretario general, Salvador San Andrés, se pronuncia de manera similar, si bien, aunque habla de preocupación y prudencia, también incorpora otro matiz, la firmeza. Es por ello que considera que «la UE debe estar a la altura y tiene que actuar con contundencia en defensa del sector agrícola por ser estratégico».
En esta línea, subraya que «estamos en un mundo muy globalizado, en el que ningún país es autosuficiente y dependemos de terceros países para complementar nuestras producciones».
Para el presidente de la Mesa Nacional de Ajo, el conquense Julio Bacete, este anuncio no dejar de ser una «barbaridad más a las que nos tiene acostumbrados esta administración, cuya política no sé qué pretende».
En su opinión, parece que «lo único que está pretendiendo es enfadarnos y hacerles más caros los productos a sus propios ciudadanos».
Como consecuencia, Bacete cree que es momento de dar un paso hacia adelante y «a lo mejor, lo que tenemos que hacer es pensar en nuevos mercados y olvidar un poco más a los americanos», de tal manera que se inclina por destinos como Latinoamérica o países asiáticos, que «tienen más habitantes y plantean menos problemas».
No hay que olvidar al respecto que la tercera parte de las exportaciones de la provincia de Cuenca a Estados Unidos corresponden a ajos; en concreto, operaciones por valor de 7,5 millones de euros.