Un lugar para amar y soñar

Álvaro Fernández
-

Ni las lluvias ni el fuerte viento impiden a los taranconeros retroceder en el tiempo y disfrutar, un año más, de un viaje hasta los años 60

La carpa situada en el Parque Ferial fue el lugar de encuentro de miles de personas para disfrutar de distintos guateques. - Foto: J.C.

En lo que son tradiciones, Tarancón es uno de esos municipios que alberga montones de ellas, al igual que hace a todo el que lo pisa por primera vez partícipe de sus costumbres, amigo de sus gentes y habitante de sus calles, y si una cosa particular hace especial a esta localidad, y por lo que es recordado, es por el segundo fin de semana de Carnaval, cuando coge una máquina del tiempo y viaja unas décadas más atrás para vivir unos días llenos de alegría, de guateques,  de chicas yeyé, de lunares y de muchos recuerdos, que como ellos saben bien, no entran en un baúl.

La Fiesta de los Años 60 es uno de esos eventos que marca el pulso de la localidad, una cita imprescindible en la que los taranconeros viven como si fuera un Himno de la Alegría cada año. Aunque la lluvia puso a prueba la programación de este año, el espíritu festivo se mantuvo intacto. Tarancón, con su autenticidad y su pasión, demostró que la fiesta de los 60 sigue siendo una de las más singulares y queridas de la región, recibiendo a miles de visitantes que cada año se suman a esta celebración única.

Los centros educativos fueron los primeros en salir a la calle vestidos de época. Los centros educativos fueron los primeros en salir a la calle vestidos de época. - Foto: A.F.

El viernes comenzó con el tradicional desfile infantil, donde más de un millar de niños de los centros educativos desfilaban en su particular Fiesta de Blas. Aunque la lluvia impidió completar el recorrido, la alegría de los más pequeños no decayó. Por la tarde, la Nave de Ferias, finalmente, fue el lugar elegido para celebrar una de las novedades de este año, como fue la  fiesta pre-yeyés a cargo de La Banda del Jaro, con un guateque de esos que animan a todos a dejarse llevar por los recuerdos. A pesar de que el mercadillo de los 60 también tuvo que trasladarse a la misma nave debido a la lluvia, la nostalgia de los objetos vintage y la música de la época envolvieron a todos los asistentes en una atmósfera única.

La Nave de Ferias albergó ambos mercadillos de los años 60. La Nave de Ferias albergó ambos mercadillos de los años 60. - Foto: A.F.Fiesta sin parar

El sábado, la lluvia no dio tregua, pero eso no impidió que el siempre esperado Vermú yeyé en el Casino Nuevo fuera todo un éxito. Al ritmo de los Coastcats, los asistentes disfrutaron de una de las actividades de esas que a los taranconeros 'les gustan mucho'. Mientras tanto, en la Nave de Ferias, el mercadillo continuó, y se llevó a cabo la exposición de vehículos antiguos, que, al igual que los desfiles nocturnos, se celebraron en el momento en que las lluvias dieron un respiro. 

Aunque el desfile de vehículos clásicos y el gran desfile por las calles fueron algo menos concurridos que en años anteriores, vecinos y turistas se entregaron a la fiesta con la misma energía.

La lluvia provocó que la exposición de vehículos antiguos fuese a cubierto. La lluvia provocó que la exposición de vehículos antiguos fuese a cubierto. - Foto: A.F.

Lo que la lluvia sí consiguió fue que, tras una reunión entre  la Comisión de Festejos, los 14 grupos participantes y el Ayuntamiento, se decidió trasladar el esperado desfile de Domingo de Piñata al próximo domingo para evitar cualquier riesgo, al haber diversos grupos participantes que tenían que realizar desplazamientos para mostrar sus disfraces y carrozas. A pesar de esta pequeña decepción, para la que miles niños y mayores llevan meses preparándose, la ilusión y el colorido que trae este desfile se mantienen intactos, y el Carnaval taranconero, cargado de comparsas y carrozas, continuará el próximo fin de semana, si la lluvia lo permite.

Si hay algo que no defrauda en este fin de semana es el vermú yeyé del Casino.
Si hay algo que no defrauda en este fin de semana es el vermú yeyé del Casino. - Foto: A.F.
A pesar de que en este fin de semana no ha habido ni tan siquiera un rayo de sol, el cielo ha brillado lo suficiente, gracias a la emoción de aquellos que disfrutan de esta fiesta y la viven como suya que es, y que no hace falta más que un pantalón de campana, una cinta en el pelo, un guateque, y la compañía de los suyos para crear un ambiente único por el que, probablemente, ya hayan pasado dos millones de turistas desde su primera edición. Eso es lo que consigue la fiesta de los Años 60, que Tarancón haya sido, es y, con toda seguridad, será maravilloso de visitar cada vez que se aproxime Carnaval.