Ramadán, más que ayuno y oración

A.A.
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Arranca el mes sagrado de los musulmanes, una comunidad cada vez más numerosa en Cuenca que suma más de 8.000 personas, cerca de 2.300 en la capital

Abdel Maula (izq) inicia la primera comida tras la puesta de sol con su familia y algunos de los alimentos habituales en la mesa durante la celebración del Ramadán - Foto: A.A.

La comunidad musulmana ha iniciado este 1 de marzo el Ramadán, el tercer pilar del islam. En la provincia de Cuenca es un colectivo cada vez más numeroso. En la actualidad, son cerca de 8.000 personas en la provincia, de los cuales cerca de 2.300 residen en la capital conquense.

Se trata de 30 días que quienes no profesan la religión islámica identifican con ayuno durante el día y comida durante la noche. Sin embargo, son unas fechas con un significado más amplio, profundo e íntimo para los creyentes. Abdelmaoula Elouahabi, presidente de la comunidad musulmana de Cuenca e imam eventual de la mezquita de la capital, precisa que «no solamente se trata de ayunar en las comidas. También en actos sexuales, en bebidas, fumar, insultar a la gente, hacer cosas malas... No se trata solo de no comer ni beber». 

Las fechas concretas dependen de la luna y este año ha correspondido en la fase inicial del año. «Se prolonga durante 29 o 30 días, dependiendo del cambio de la luna. Este año no sabíamos si iba a empezar el sábado o el domingo. No lo supimos hasta que lo vieron los observadores».

La ingesta de alimentos sigue un ritmo específico adaptado a las circunstancias especiales de este rito. Una vez que se oculta el sol, en torno a las siete de la tarde, «rompemos el ayuno primero con una comida que sea ligera. Luego vamos a la mezquita, cuando volvemos cenamos, y a las cinco o seis de la mañana nos levantamos a comer». 

Abdelmaoula deja claro que Ramadán tiene un significado mucho más amplio que trasciende la alimentación y entra en el terreno de los sentimientos. «Son días de convivencia, de solidaridad, de estar con los seres queridos...y también son días de estar cerca de quienes menos tienen, de ayudar a los necesitados». Pasadas las siete de la tarde hace la primera comida tras la puesta de sol junto a su madre, su esposa y sus dos hijos. «Lógicamente, la comida tiene que ser nutritiva porque durante el resto del día seguimos trabajando y necesitamos alimentarnos».  No suelen faltar los dátiles en la mesa junto a una taza de sopa consistente con carne, verduras… y batidos de frutas. «También se hacen tortas y rellenos de pollo y de cebolla, leche, carne y por la mañana la gente que se levanta a madrugar toma un vaso de leche con un trozo de pan o mantequilla».

Incremento. Asegura que cada vez es mayor el número de personas que practica el Ramadán en la provincia de Cuenca. «No somos solo marroquíes o argelinos. Han venido muchísimos africanos y la mayoría,  el 80%, son musulmanes. Los estoy viendo cada vez más en la mezquita donde se aprecian muchas nacionalidades». Además, apunta que «buena parte de la gente eran menores y ahora están casados. Tienen hijos y ahora ya estamos con la segunda generación que también es musulmana. Son niños que han crecido con estas costumbres y siguen la trayectoria de sus padres».

El presidente de la comunidad musulmana de Cuenca deja claro que seguir el Ramadán es básico para un musulmán. «Si no lo sigues serás marroquí, argelino...pero no musulmán. Es algo que hay que hacer». Asegura que, como en otras religiones, hay un periodo complicado en torno a la adolescencia «pero luego, con 22 ó 23 años, vuelven al camino».

Abdelmaoula defiende al islam como una religión integradora. «Cuando las cosas se hacen con respeto son bienvenidas. A mi casa han venido amigos de mis hijos en Ramadán, hemos estado de forma cordial y hemos podido conocer otras culturas, algo que siempre enriquece».

Imane, por su parte, es una joven de origen argelino que vive el Ramadán junto a sus tres hijas en la capital conquense. «Es el mes más sagrado de los musulmanes. Se trata de un periodo en el que tratamos de ser mejores: no se puede hablar mal de la gente, decir groserías, enfadarse...se trata de ser mejores personas. El objetivo es fortalecer la fe, reflexionar y ser más solidarios con quienes tiene menos». Frente a lo que puede parecer desde fuera hay flexibilidad en su aplicación. «Los niños empiezan a aprender a los siete años. También hay excepciones para las mujeres embarazadas, enfermos... aunque luego tienen que recuperar los días que no han comido».

Temperaturas.  El colofón del Ramadán es la celebración  del Eid El Fitr, el día inmediatamente posterior. Consiste en una fiesta con comida, reuniones familiares y oraciones entre cuyas peculiaridades figura que es habitual comprar ropa nueva. 

Imane ve con buenos ojos que este año el Ramadán sea en marzo. «En otras épocas del año es mucho más complicado con las altas temperaturas. Imagina cuando cae en pleno verano y sin poder beber agua. Aquí en Cuenca es más llevadero pero en Argelia, donde hace mucho más calor, es bastante más duro».