Los 'motores' de la iniciativa cultural

Juanjo del Toro
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El club de lectura Luisa Sigea de Tarancón celebra de manera especial el final de curso de este año con motivo del treinta aniversario de su fundación

El club de lectura Luisa Sigea está compuesto por 26 integrantes que se reúnen todos los lunes en la biblioteca municipal. - Foto: JJ.TT.

Con la llegada de la temporada veraniega, se pone punto y aparte a muchas de las actividades culturales que durante los restantes meses del año se llevan a cabo en la localidad. Desde la biblioteca Luis Rius se cuentan por decenas todos los eventos y grupos que la extraordinaria coordinación del centro lleva a cabo. Blanca Garrido es una de las bibliotecarias y explica que actualmente tienen cuatro clubes de lectura que coordinan de forma directa y que cuentan con la participación de cerca de un centenar de vecinos. Con 26 integrantes, el club Luisa Sigea es el grupo más numeroso que componen estos clubes y que, además, está de celebración al atesorar treinta años de participación ininterrumpida.

«En un club de lectura encontramos mucha amistad, es un espacio de reunión que te permite salir de la rutina del hogar», señala Angelina de la Ossa, una de las integrantes del mismo, que al igual que sus compañeras resalta la «buena armonía que hay en el ambiente». Además, este espacio les ha permitido gozar de reencuentros y establecer amistades que no habrían surgido de otra forma. «Nos conocíamos de vista, pero aquí hemos establecido una relación muy bonita y nos queremos», señala María de Riánsares López, otra de las integrantes del club. 

Del mismo modo, destacan que en el club no solamente se enfocan en leer, sino en aprender técnicas de escritura, escribir relatos o tener encuentros con autores. Unas actividades que se van retroalimentando gracias a la buena energía que desprende el grupo de mujeres y el espíritu incansable que tienen en su afición por la lectura, pues ni la pandemia les pudo parar teniendo que adaptarse a las nuevas tecnologías para tener las reuniones telemáticas durante ese periodo. 

Una vía de escape. Desde la experiencia de María Gómez, como una de las fundadoras del club en  1994, como también desde las nuevas aportaciones, como la de Mirta Díaz, que apenas lleva tres meses, destacan la «positividad» de tener una herramienta como ésta con la que mantener la mente «activa», además de tener la posibilidad de un apoyo moral entre todas las integrantes. «Es un aprendizaje continuo que realizamos entre todas, no hay ningún tipo de competitividad», señalan las integrantes sobre un vínculo que va más allá del centro, al que agradecen la «extraordinaria» organización de las bibliotecarias.

Un carácter abierto y amigable, que gira entorno al libro, y unas lecturas que han conseguido apaciguar y sobrellevar problemas como la soledad, generando una energía positiva impulsada por las letras.