Con tres cartas en la mano. No hay tablero ni dados. Listos para armar la procesión antes que el resto de jugadores. Podría parecer sencillo, pero no lo es porque los rivales que ocupan también mesa harán todo lo posible para que no lo consigas. Al fin y al cabo, tan solo puede ganar uno. Hay incluso cartas que bloquean o dificultan seriamente ese proceso de construcción para alinear una banda de música, la fila de nazarenos, los banceros y por supuesto el paso, que son los cuatro elementos necesarios para cantar victoria. Esa es la dinámica del divertido y original juego que ha creado el conquense Rubén Polo y cuyo nombre es La Procesión.
Es un juego de mesa que contiene 91 cartas, agrupadas en categorías como procesión o protección, así como prohibición, escenarios, especiales e incluso multicolor, cada una con un valor distinto sobre la mesa. Cada jugador, siendo necesario que haya entre dos o seis participantes con una edad mínima de ocho años, tiene que tener tres naipes en su poder y puede realizar hasta dos acciones por turno. Tiene que controlar cada acción y medir bien sus decisiones, siendo también consciente de que hay dos mazos, uno de escenarios (calles, iglesias y meteorología) y otro de nazareno, que incluye un amplio abanico de opciones.
Las reglas son «muy sencillas, pero es necesario que se conozcan a la perfección para poder jugar bien», apunta el ilustrador y autor de este juego. El desenlace y desarrollo se traduce en un momento «emocionante»donde todos quieren ganar, pero el inesperado corte de calles o la irrupción de la meteorología adversa, entre otras opciones, puede truncar ese sueño de armar la procesión. Algunas cartas pueden obligarte a descartar o cambiar tus elementos de procesión, tus protecciones o incluso tu mano. La intriga se mantiene en todo momento y uno tiene que tener también suerte para esquivar todos los reveses.
El proceso de elaboración ha sido «laborioso» durante más de un año y medio. En ese periodo de tiempo ha ilustrado él mismo todas las cartas. Los nazarenos, banzos, estandartes, escudos, pasos y hermandades son «ficticios porque no quería tener problemas de derecho de autor», pero los escenarios, como iglesias de la capital «sí que aparecen tal y como son». Para que toda salga a pedir de boca, Rubén Polo ha testado en muchas ocasiones La Procesión con su pareja, amigos y familiares. Esas pruebas le han valido para «corregir errores e incluso para pulir aún más los dibujos». Ese trabajo de campo le ha llevado a tener ahora sí el juego en sus manos, que le llega exactamente hoy. Está ya impreso y listo para su venta a un precio de 19,99 euros tanto online como en distintos puntos físicos de la capital.
De esta forma, Rubén Polo pretende con este novedoso método de entretenimiento «llamar a la atención para ensalzar los juegos de mesa, que es algo que parece que queda un poco en el olvido porque no nos despegamos del móvil». Este juego permite «reunirse con amigos y familiares para pasar un rato divertido y entretenido». Otro de los propósitos del ilustrador es «hacer algo original, que creo que no ha existido nunca» porque sí es cierto que «ha habido juegos de Semana Santa, pero eran más de trivial con las típicas preguntas». Sin embargo, «ninguno tiene este estilo o características», añade.
Acogida. El ilustrador, que decidió el nombre del juego por medio de su amigo Felipe Page, confía en que tenga una «gran acogida» porque es «diferente y muy entretenido». Incluso se postula para hacer el juego personalizado a una hermandad específica de la Semana Santa de Cuenca. En estos momentos, donde las precipitaciones amenazan estos días, puede que no hay nada mejor que sentarse a la mesa para jugar a La Procesión.