Veda abierta. Tanto cazadores como visitantes no desaprovecharon la oportunidad de adentrarse en más de 2.000 metros cuadrados ambientados en la caza y la gastronomía. Y es que miles de personas pasaron durante este fin de semana por La Hípica para disfrutar de la primera edición de la Feria de la Caza de la Diputación, que cierra su primera puesta de largo con una gran acogida. El hecho de celebrarse un acontecimiento de estas características en una provincia con tanto arraigo, pasión y dedicación en el sector cinegético, era una apuesta segura.
Los asistentes pudieron visitar hasta 45 expositores de distintos sectores como taxidermia, ropa, alimentación, empresas de gestión cinegética o de accesorios, entre otros, de los cuales 14 son de la provincia y el resto llegaron desde diferentes puntos de España. Con tantas opciones, el recorrido se convirtió en un paseo de rosas, haciendo parada en puestos de tiro de arco, indumentaria de caza, ropa y accesorios, así como un sinfín de productos gastronómicos para chuparse los dedos; desde quesos o jamones, pasando por encurtidos, embutidos o miel, sin olvidar tampoco el vino, entre otras muchas opciones.
Las emociones fuertes se vivieron tanto en el pabellón uno como en el dos, pero especialmente en la nave anexa donde numerosos rehaleros participaron con sus rehalas para deleitar a un público enamorado del perro y también participar en distintos concursos. Además, gracias a un programa cargado de actividades, los espectadores también pudieron disfrutar de exhibiciones y ponencias, además de demostraciones y, cómo no, showcooking. También hubo demostraciones de tiro con arco o cetrería, además de una tirada al plato que se desarrolló en el campo de tiro El Marañal.
La afluencia de público fue la nota predominante durante las tres jornadas de la feria, ya que tuvo lugar de viernes a domingo con un horario amplio. Tanto familias como amigos, mayores como pequeños, se dejaron ver por La Hípica y no solo de vecinos de la capital, sino también de municipios de la provincia e incluso fuera de la misma, todos ellos atraídos por la programación.
Los expositores tenían muy buenas expectativas. El gerente y socio fundador de Monte y Caza, Eduardo Fernández, señaló que la feria «nos permite darnos a conocer aún más» y ofertar «todos los servicios que prestamos». Esta empresa tiene un amplio recorrido y trabaja con cientos de cotos de caza.
También tuvieron buena acogida los puestos gastronómicos. Francisco Ordóñez, gerente de Berenjenas Ordóñez Sánchez de Almagro, atrajo a cientos de personas durante los tres días a raíz del olor característico de sus encurtidos, con una berenjena que «siempre triunfa en este tipo de eventos». Por su parte, Remus Rat, no paró de vender todo tipo de embutidos, quesos y jamones, entre un gran escaparate culinario. Este socuellamino puso en escena todo su potencial con productos de carne de caza. «Las expectativas eran muy buenas y positivas», recalcó.
La indumentaria característica del sector cinegético de Jesús Pozo también captó la mirada de los cazadores. Este expositor, llegado desde Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), incidió en que «la afluencia de público es una constante» y pronosticó un «gran balance de esta feria», aunque todavía tiene que echar cuentas. En la misma línea se mostró Luisa Herrera, con una gran oferta de accesorios artesanos elaborados con imágenes de animales. Llegada desde Córdoba, esta expositora avanzó que «los diseños han llamado mucho la atención».
En definitiva, un balance extraordinario, tanto en venta como en participación, para una feria que viene a consolidarse y que, de momento, se celebrará cada dos años.