Cuenta atrás

Manu Reina
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La junta directiva de El Descendimiento, con 1.400 hermanos, ultima detalles de su imagen y revisa los enseres a dos semanas para procesionar, con la Virgen restaurada por Mar Brox

Cuenta atrás - Foto: Reyes Martínez

El aroma a incienso impregna cada rincón de la iglesia de San Esteban. En su interior, la imagen del Santísimo Cristo de la Salud –El Descendimiento–, reposa majestuosa, esperando el gran día. La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y los preparativos en la hermandad, como en el resto, se intensifican. Los hermanos, de túnicas y capuces negros, ultiman detalles, se revisan los enseres, se ajustan los cordones de las túnicas y se mira al cielo con la incertidumbre de la meteorología. La cuenta atrás ha comenzado. Ya todos tienen preparados sus cordones, madroños y guantes blancos. 

José Miguel Ortega, secretario de la hermandad, no oculta el frenesí de estos días. «Se trabaja todo el año, pero cuando pasan las Navidades todo se intensifica. En el último mes, es un no parar», confiesa. La restauración de la Virgen ha sido una de las tareas más importantes. «Hace un mes Mar Brox terminó la restauración porque tenía unas manchas de resina. La trajimos la semana pasada, trabajando a contrarreloj para tenerlo todo listo», explica con emoción.
La incertidumbre del tiempo es otra constante en estas jornadas de preparación. Es uno de los asuntos más repetidos en las conversaciones. De hecho, «desde hace dos meses estamos mirando la previsión meteorológica. El año pasado no pudimos salir y todo el mundo tiene unas ganas tremendas», comenta Ortega. «Sigo de cerca los partes del tiempo y hasta el Lunes o Martes Santo está complicado. El Miércoles Santo parece que mejora, pero no está confirmado», lamenta, aunque no pierde la esperanza de que la previsión sea favorable.

En la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud, la devoción y el compromiso se transmiten de generación en generación. Son casi 1.400 hermanos los que forman parte de esta corporación nazarena. «Aquí todos somos iguales, desde el secretario hasta el niño que se apuntó hace un mes. El Cristo es de todos», recalca Ortega.

Cuenta atrásCuenta atrás - Foto: Reyes Martínez

Tarea fundamental. Que todo esté preparado es gracias, en parte, al trabajo de una persona. Vanesa Rostra, camarera y vicesecretaria de la hermandad, tiene una tarea fundamental: velar porque todo esté a punto. «Durante todo el año nos encargamos del mantenimiento, limpieza y conservación de la imagen y los enseres, pero cuando llega la Cuaresma, el trabajo se intensifica», explica. Han restaurado la cruz de la imagen, limpiado los cetros y bañado en oro la corona. «Queremos que reluzca igual que siempre», dice con orgullo.

El Viernes Santo es, sin duda, su día de mayor responsabilidad. «Hay que estar pendiente de todo: que la yedra y el romero estén bien distribuidos, que las flores estén frescas, que la iluminación sea perfecta. Cada detalle cuenta, porque hay cientos de miradas y cámaras captando la imagen», confiesa.

En el otro extremo de la hermandad, como portador del guión, está Héctor Ruipérez. Con solo 18 años tomó la responsabilidad de portar el emblema de la Hermandad, una tarea que asume con honor. «Llevar el guión significa representar a los 1.400 hermanos. Es una gran responsabilidad, pero también un orgullo inmenso», asegura, sin dejar de arrimar al hombro para ultimar todos los preparativos. Su altura le ha impedido cargar el paso como bancero, pero eso no impide su devoción por El Descendimiento.

La Semana Santa de Cuenca es el corazón de la ciudad y en la Hermandad del Descendimiento lo saben bien. La procesión En el Calvario, que parte el Viernes Santo a las 12,30 horas, es uno de los momentos cumbre. En ella, El Descendimiento sale junto a la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón (La Exaltación), para luego unirse a otras cofradías en un desfile de fe, devoción y tradición.

Mientras se acerca la Semana de Pasión, El Descendimiento celebrará mañana su Junta General y el domingo (13 horas) tendrá lugar la función religiosa principal en la iglesia San Esteban. Sin olvidar que el lunes (19,30 horas) se oficiará una misa en recuerdo de los hermanos difuntos. Ahora solo queda mirar al cielo y rezar para que la lluvia no empañe la ilusión de cientos de hermanos que sueñan con ver a su Cristo en las calles de Cuenca.

El gran día se acerca. La pasión, el sacrificio y el esfuerzo de todo un año están a punto de materializarse. Cuando los tambores comiencen a sonar y las puertas de San Esteban se abran, la Hermandad del Descendimiento volverá a demostrar por qué la Semana Santa es el alma de Cuenca. Y, pase lo que pase, la fe seguirá iluminando su camino.