"Los delitos que causan alarma social en Cuenca han bajado"

José Luis Enriquez
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El comisario de la Policía Nacional defiende el bajo índice de criminalidad en "una ciudad segura" y subraya el cambio cualitativo que supondrá la nueva Comisaría tanto para los agentes como para la ciudadanía

Manuel Domínguez Corcobado, comisario de la Policía Nacional en Cuenca - Foto: E.León

Servir y proteger a los ciudadanos es un lema que acompaña a Manuel Domínguez Corcobado, comisario jefe la Comisaría provincial de Cuenca. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1987 y desde entonces su vocación no ha dejado de crecer. A principios de año tomó posesión de su cargo como responsable de la Comisaría y desde entonces ha puesto todo su empeño en transmitir que la Policía es un servicio público, porque «la función no es solo reducir la delincuencia y crear seguridad». Su llegada a Cuenca, donde ha tenido una buena acogida, coincide con el bicentenario de la creación del Cuerpo Nacional de Policía en España, lo que lleva a Domínguez a proclamar tanto su orgullo de ser policía como su vocación de servicio.

Además, este año va a ser muy especial en la capital porque en junio está previsto que se inaugure la nueva Comisaría, un edificio que va a suponer «un salto cualitativo tanto para los policías como para la ciudadanía». Sin bajar nunca la guardia ante la delincuencia, en esta entrevista defiende que en Cuenca «los delitos que causan alarma social han bajado».

El Cuerpo Nacional de Policía celebra 200 años de historia. ¿La seguridad es un patrimonio nacional?

Evidentemente. España es uno de los países más seguros de la Unión Europea. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado son de los mejor valorados a nivel internacional y aquí, también. Es un compromiso que tenemos todas las policías y el hecho de celebrar estos 200 años nos transmite un sentimiento de orgullo y, a la vez, de compromiso con los ciudadanos para ir mejorando. En los últimos años, a partir de 1986, a raíz de la Ley Orgánica, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han evolucionado muchísimo. Eso nos da pie para ser más exigentes.

A principios de enero, recién llegado, participó en el acto que se celebró en Cuenca por los 200 años del Cuerpo Nacional de Policía. ¿Qué representó para usted?

Tengo mucha vocación y estoy muy orgulloso de ser policía. Por eso, cualquier acto que implique celebrar que soy policía y el tiempo que llevamos de trayectoria es un orgullo. Mi sentimiento de orgullo y de obligación con el ciudadano es muy fuerte. El otro día se celebró el  acto central conmemorativo del bicentenario de la Policía Nacional y fue precioso. La sensación que tienes de ser policía sólo la conocen los que lo somos.

En 1978, hace 46 años, se incorporó la mujer al Cuerpo Nacional de Policía. Fue una gran paso y se sigue avanzado hacia la igualdad real. Cómo han cambiado las cosas...

Sí. No tiene nada que ver. En 1978 se incorporaron 42 mujeres y ahora somos 74.000 policías y hay casi 17.000 mujeres. Es una media de casi el 18% y cada año hay más. Eso enriquece más el cuerpo. De  los cinco jefes de brigada de la Comisaría casi  existe paridad. Hay dos jefas de brigada, en Información y Científica, y tres jefes de brigada, en Extranjería, Judicial y Seguridad Ciudadana.

Este año también es muy especial porque, tal y como anunció recientemente el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la nueva Comisaría se inaugurará en junio. ¿Qué implica un traslado de estas características? ¿Es un reto?

No se lo puede ni imaginar… El peso del traslado lo lleva la secretaría general pero es difícil de imaginar lo que supone algo así. Es un edificio que es tres o cuatro veces como éste, con todo lo que implica de material, de procedimiento, de logística… Llevamos cuatro meses y ahora que se acerca el momento están todas las brigadas implicadas. 

¿Qué va a significar para Cuenca esta nueva comisaría?

El cambio va a ser espectacular, tanto para los policías como para la ciudadanía. Es un salto cualitativo.

¿Y para los ciudadanos?

La nueva Comisaría es un prodigio. Es muy espaciosa, dispone de las últimas tecnologías. Para el ciudadano será un gran cambio. Allí, según se entra, hay un zaguán enorme para que la gente espere. Parece el zaguán de un banco [sonríe]. El hecho de que un edificio tenga buenas prestaciones ya a la gente le da más seguridad y le reconforta, y si el servicio personal es bueno pues es completo. Es bueno que tengan la sensación de que cuando entran en la Comisaría todo van a ser facilidades.

¿Qué mejoras van a tener los agentes en las nuevas instalaciones?

La Comisaría actual tiene una estructura que no es nada cómoda para nosotros. Con el nuevo edifico habrá mejores medios materiales, mejores condiciones, mejores despachos, etc. Es un edificio amable. Me atrevería a decir que van a tener un síndrome de abstinencia, porque es un cambio tan radical... Le voy a poner un ejemplo. Ahora mismo, en la Brigada de Extranjería son once policías, por las mañanas hay siete u ocho, incluido el jefe, que están en un despacho de 20 metros cuadrados. Allí qué van a tener... ¿200 metros cuadrados? Imagínese lo que significa eso para trabajar a gusto y bien. Es un salto cualitativo para los ciudadanos y también para la ciudad porque la enriquece.

¿La Comisaría Provincial  contará pronto con más efectivos?

Cuando llegué hice la propuesta a mi superior de la necesidad de aumentar el catálogo. La cuestión no es si el catálogo está completo o no. Se hizo hace muchos años. La ciudad ha evolucionado y la Policía tiene otros servicios que antes no tenía. Por ejemplo, la conciliación implica servicios que antes no se daban. Se ha hecho un informe para que en la división de Personal lo valoren en función de la carga de trabajo y los problemas que hay con  la posible ampliación. Tiene conocimiento de ello la subdelegada del Gobierno, Mari Luz Fernández.

El índice de criminalidad en Cuenca subió el año pasado, pero estamos 14 puntos por debajo de la media nacional. ¿Cuenca es una ciudad segura?

Sí. Es una ciudad segura. Ya se lo digo yo. Tiene, como todas las ciudades, momentos puntuales. Aquí hay ocho, nueve o diez delincuentes que están activados y depende de cómo estén activados hay más hechos delictivos o menos, pero eso se controla. Los tenemos muy controlados

El año pasado subió el índice…

El año pasado bajamos en todos los delitos que crean alarma como los robos con fuerza, con intimidación, robos de vehículos, agresiones sexuales… El año pasado íbamos bien pero en San Mateo vino un grupo criminal que robó 68 teléfonos. Dio al traste con la estadística de hurtos. Fue un día puntual. Es verdad que las estafas subieron, algo que pasa en toda España. Los delitos leves de lesiones, las peleas... Esos fueron los problemas del año pasado.

Sin embargo, se habló del aumento de la criminalidad en Cuenca… ¿Qué opina cuando lo escucha?

Es un análisis falaz. Si se mide la estadística del año pasado, bajaron todos los delitos que producen alarma social. Subieron los hurtos, por los 68 móviles de ese día; las lesiones, que son peleas, un 15 por ciento, y hay que tener en cuenta que si hay cinco lesionados en una pelea, son cinco delitos; y luego, las estafas por internet, un 18 por ciento. El que diga que por la subida del año pasado, del 6 por ciento, que Cuenca es una ciudad insegura no es fiel a la realidad. En Cuenca, los delitos que causan alarma social han  bajado.

¿Y los ciberdelitos?

El año pasado subieron en Cuenca un 20 por ciento y este año vamos bajando.

¿Qué consejos ofrece para prevenirlos?

Hay muchas veces que las estafas vía internet te las encuentras. Pero hay ocasiones en que son llamadas telefónicas. La gente es muy crédula. Nadie te puede ofrecer un trabajo y que para obtenerlo te pidan dinero. Acabamos de conocer una estafa por  bizum en la que le dicen  a un señor: 'Si me hace un bizum de 20 euros, yo le hago uno de 40. Lo hace. Luego, si me lo hace de 60 le doy 100 euros. Lo hace. Y llega el tercero. Si me hace un bizum de 1.000 euros, se lo hago de 1.500 euros. Y ahí se quedó'. Nunca hay que dar información como el numero de cuenta, a alguien que te llama o que se hace pasar por el banco, que han dicho una y mil veces que nunca piden datos a sus clientes vía telefónica o  por correo electrónico. Todo es personal. Tenemos muy asumidas unas medidas de seguridad en los delitos habituales, como cuando dejas un bolso, pero no así en los delitos informáticos, en las llamadas de gente que nos vende duros a cuatro pesetas. 

¿Cómo se puede poner coto a la violencia machista? ¿Es posible? 

Es algo muy complicado porque la violencia machista lleva décadas o siglos. Lo que sí puede decir es que desde 2004, que se creó la Ley Orgánica de Violencia de Género, creo que España es modelo a nivel internacional de cómo se tiene que afrontar este problema, que es muy grave y de muy difícil solución. Las medidas que se toman en torno a las víctimas, que tienen una trato individualizado cada una de ellas, es un ejemplo. Hay que apoyar a las víctimas con ese paraguas de actuaciones y luego incidir en la educación, sobre todo para la juventud. Es complicado porque hay veces que son cosas puntuales, que no se pueden controlar. Algo estaremos haciendo bien cuando nuestra tasa de delitos de violencia de género es de las más bajas de Europa. Creo que lo estamos haciendo bien en todas las instituciones, primero para proteger a la víctima y darle todo el apoyo necesario a la víctima, y luego para tomar las medidas para evitar que suceda. Hay dispositivos concretos exclusivamente para proteger a las víctimas.

Las medidas de prevención antiterrorista están activadas. ¿Qué implica para los agentes de una Comisaría como la de Cuenca este esfuerzo?

Nuestro esfuerzo es diario y luego hay momentos concretos, de fiestas y de más aglomeraciones. Todos los días se hacen controles y cuando hay algún acontecimiento de masas se monta un dispositivo específico.

¿Existe buena sintonía con el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado?

Es ideal. Soy un firme defensor de la colaboración y coordinación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. De hecho, con la Policía Local tenemos un dispositivo conjunto cuando hay aglomeraciones o actos. Con la Guardia Civil, igual. Intercambiamos información, hacemos operaciones conjuntas. Creo que es como tiene que ser.

¿Podemos decir los conquenses estamos en buenas manos?

Sin duda. Los conquenses están en buenas manos. Es una ciudad tranquila. Hay otra serie de servicios que contribuyen a que la gente se sienta segura. 

¿Por ejemplo?

Una buena atención cuando una persona acude a poner una denuncia. Nosotros hemos reforzado la oficina de denuncias con más policías. También es importante una buena atención a la hora de hacerse o renovar el DNI. Abrimos por la tarde y nuestro tiempo de espera es de uno o dos días. Hacemos el DNI en los pueblos. Vamos poner en septiembre puntos de actualización del DNI electrónico en Tarancón, Cuenca, Cañete y Quintanar del Rey. 

También, cuando hay requerimientos a la policía, intentamos dar una respuesta lo más rápida posible. Es decir, que no solo ante hechos delictivos, que el ciudadano se sienta protegido y con una respuesta satisfactoria también ofrece una sensación de seguridad. También es importante que la gente vea a la policía en la calle. Soy muy de que haya patrullas a pie, que los agentes se bajen del coche y hablen con los ciudadanos. Les digo a los agentes que si hablan con el tendero o con el vecino esa impronta queda ahí y la sensación que tiene el ciudadano es que el policía está en su calle. Eso también crea seguridad. 

«La intención es crear el clima de servir siempre al ciudadano

Lleva ya unos meses en Cuenca. ¿Cómo ha sido su adaptación?

Muy agradable. Es el quinto destino que tengo y en todos he caído de pie. Estoy gratamente sorprendido por la plantilla, los compañeros los representantes de las instituciones. He tenido una acogida muy agradable por lo que estoy muy a gusto en Cuenca y en la Comisaría.

¿Hay algo que le haya sorprendido de manera especial?

Cada ciudad tiene su peculiaridad a la hora de hablar de delincuencia y de sociedad. Pensaba que era menos tranquila de lo que es. Hay trabajo, pero es controlable.

Ha pasado por Barcelona, San Sebastián, Toledo y Puertollano. ¿Hay muchas diferencias con Cuenca?

Son ciudades distintas pero vienen bien para el bagaje y para situarse. En todas he intentado dar lo mejor de mí y en todas hay excelentes profesionales.

¿Qué objetivos se plantea en esta etapa?

Me gustaría afianzar que somos un servicio público porque la función no es solo reducir la delincuencia y crear seguridad. Hay una serie de servicios, de atención al público, que también crean esa amalgama de seguridad y bienestar para el ciudadano. Me refiero en todo lo que es atención al DNI, denuncias, Extranjería… Que seamos rápidos y eficaces ante lo que nos demandan los ciudadanos. Es intentar dar siempre una respuesta aunque, a veces, exceda de nuestra competencia. La intención es crear ese clima de servir siempre al ciudadano. Me gustaría dar esa visión sin descuidar, por supuesto, las investigaciones y la eficacia policial.

¿Qué le llevó a ser policía?

Cuando tenía 16 años estaba en un bar con unos amigos y llegaron unos policía. Era una inspección. Nos quedamos sorprendidos y yo pensé: 'Quiero ser eso'. Ya con 20 años era socorrista en una piscina y conocí a un agente que era del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y me inoculó todo el virus para ser policía. Pero eso no es vocación, es querer ser algo. Me he dado cuenta de que la vocación la he ido adquiriendo durante mi carrera. Creo que a medida que ha pasado el tiempo más vocación he tenido y es más fuerte ahora que hace 15 años. El trabajo diario es lo que te crea vocación.

También es una profesión con un elevado grado de exigencia…

Cualquier institución que su vocación sea servir al ciudadano tiene que ser muy exigente. Cuanto más exigentes seamos más repercute en el servicio al ciudadano. El conformismo es antagónico con la ideal del policía nacional.