Incarlopsa, motor de desarrollo rural en Castilla-La Mancha

Redacción
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Incarlopsa, con sede en Cuenca, representa el 1,9% del PIB de Castilla-La Mancha. La compañía genera empleo, revitaliza el medio rural y fomenta la sostenibilidad mediante inversiones en innovación y colaboración con ganaderos locales.

Incarlopsa, motor de desarrollo rural en Castilla-La Mancha

El sector agroalimentario es un pilar fundamental para la economía de Castilla-La Mancha, especialmente para el medio rural. Dentro de las empresas que operan en la región, Incarlopsa, con sede en Tarancón (Cuenca), se erige como un verdadero ejemplo de cómo el sector agroalimentario está impulsando el desarrollo económico en el mundo rural y generando empleo; todo ello respetando su entorno. Con una facturación anual que supera los 1.000 millones de euros, la compañía representó el 1,9% del PIB regional en 2023. 

El compromiso de Incarlopsa con el medio rural es firme y su vinculación con el territorio que la vio nacer hace más de 45 años, estrecha. Su modelo de negocio promueve la economía de proximidad, un aspecto clave para la sostenibilidad y la resiliencia de las comunidades rurales, garantizando estabilidad económica para los ganaderos locales y reforzando la economía de proximidad. De hecho, la compañía trabaja estrechamente con más de 1.600 ganaderías, todas ellas nacionales, destinando en 2023 más de 634 millones de euros a la compra de ganado.

Asimismo, la conexión de Incarlopsa con el territorio también se traduce en la creación de empleo. El Grupo cuenta con ocho instalaciones distribuidas en la región, que dan empleo a unas 4.000 personas, entre puestos directos e indirectos, lo que favorece la fijación de población fuera de las grandes ciudades y ofrece oportunidades de desarrollo profesional. De esta manera, la actividad de Incarlopsa actúa como un catalizador para el desarrollo de infraestructuras y servicios locales. Al dinamizar la economía rural, se promueve la apertura de comercios, la mejora de servicios públicos y el fortalecimiento del tejido comunitario, factores que resultan fundamentales para retener a la población y asegurar un futuro sostenible para estas localidades.

Modelo de impacto positivo. El impacto positivo de Incarlopsa no se limita al ámbito económico. La compañía ha integrado la sostenibilidad en su estrategia empresarial, avanzando en la reducción de su huella ambiental y promoviendo prácticas responsables en todas sus operaciones. En 2024, continuó con la implementación de su Plan de Autosuficiencia Energética, que tiene como objetivo que el 20% de su energía provenga de fuentes renovables para 2027, con la puesta en marcha de dos instalaciones fotovoltaicas en suelo en el matadero de Tarancón y en el secadero de Corral de Almaguer (Toledo), la mayor planta de secado de jamones del mundo. Este esfuerzo refleja que el desarrollo económico es compatible con la protección del entorno rural.

Por otro lado, la innovación es otro de los pilares que sustenta el crecimiento de Incarlopsa. Con una inversión de 20,2 millones de euros en I+D+i en 2023, la compañía busca optimizar sus procesos y desarrollar productos más sostenibles y saludables, alineados con las demandas de los consumidores actuales. Estas iniciativas no solo modernizan el sector cárnico, sino que también generan valor añadido para la región.

Por tanto, Incarlopsa es un ejemplo de cómo una empresa puede ser un motor de desarrollo económico y social en una región. Su impacto en Castilla-La Mancha va más allá de los números: genera empleo, revitaliza el medio rural, lucha contra la despoblación y promueve un modelo de negocio sostenible. A través de estas acciones, Incarlopsa no solo consolida su posición como líder del sector, sino que también reafirma su papel como motor de progreso en el medio rural.