Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Abrir tilde

11/12/2023

No hace mucho, a mi 'sobrino Jorge' le oía decir la expresión 'abrir tilde' y me quedé perplejo –junto a mis amigos- por desconocer el significado de la misma. No quisimos indagar por eso de mantenernos un poco al margen de sus intimidades, pero sin duda, nos dejó intrigados y sin saber qué respuesta poder dar al comentario.
Y es que es así, cada vez más –por eso del dominio digital como moda- se utilizan frases cortadas, inacabadas y sin el fundamento léxico que las ha creado, para tener esa comunicación clave entre ellos, sin que el adulto pueda interferir en sus postulados. Así ha sucedido en la historia y así sucederá en el futuro. Cada generación busca sus defensas ante la incomprensión o ante la intromisión de quienes intentan controlar la sociedad. Recuerdo, por eso de haberlo estudiado, como los moriscos españoles crearon su lenguaje aljamiado donde mezclaban la grafía árabe con la grafía castellana y el cristiano no entendía y ellos se comunicaban con cierta seguridad, evitando así denuncias inquisitoriales o enfrentamientos socio-religiosos. Es un medio de defensa para controlar sus mecanismos de comunicación y seguir en esa maquinaria de fácil uso. De esa manera forman un grupo diferenciador, les permite pertenecer y sentirse integrados en ese status juvenil, esa empatía entre sus iguales, creándose como una necesidad al estar en su propio 'mundo', ese espacio que tanto necesitan para desarrollar y experimentar.
Crean sufijos, acortan palabras, inventan claves, definen su rebeldía y así nos llegan: truño, dar el cante, tranqui, bakalas, jambre, travelos, gilipón, joplás; y como contenidos en frases Ahre (que algo es broma o mentira), shippear (pareja ficticia), ser un boque (que no te has líado con nadie), cool (genial, fantástico), hacer twerk (poner las manos en las caderas y rodillas flexionadas al ritmo de la música), estar living (emocionado), crush (flechazo), jalar (líarse, enrollarse y mantener relaciones sexuales sin penetración habitualmente); y nos queda, entre otras muchas, la que inicia esta columna: abrir tilde (es decir, idear qué hacer con el próximo ligue que te pueda llegar), tal vez formando pareja con ese de te hace (te gustaría) y poder hacer un match, es decir, creando una buena unión, o un buen tándem.
Como vemos, cada generación tiene su argot, su vocabulario, su modo de comunicarse, de sentirse diferentes y sobre todo, ser felices. Así de sencillo, cada juventud tuvimos nuestro momento, nuestros aciertos y desaciertos, nuestros roles y nuestras claves. La vida sigue.

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