Los idiomas son un medio de expresión más en la música y artistas como Salvador Sobral (Lisboa, 1989) saben cómo exprimirlos al máximo con derroche de talento y sensibilidad. Timbre, su disco más reciente, es el mejor ejemplo del trabajo de un cantante que celebra la vida en cada nota y verso. El público lo podrá comprobar este sábado en Estival Cuenca, donde recibirá el premio Manuel Margeliza.
Estival es un festival especial, se celebra a un escenario casi íntimo y con vistas a una Ciudad Patrimonio de la Humanidad. ¿Cómo imagina este concierto?
No soy muy de imaginar previamente el concierto. Evidentemente será un repertorio concreto, de presentación del último disco, Timbre, pero hasta ahí es lo seguro. Cómo y hacia dónde llevaremos los temas depende de muchos factores que se producen en cada concierto, y donde la actitud del público, la atmósfera, nuestro ánimo… nos llevará por caminos únicos.
¿Qué supone recibir el Premio Manuel Margeliza, un galardón que recuerda a un músico conquense muy querido?
Recibir un premio es siempre una mezcla de gratitud a quien te lo concede, evidentemente, pudor en no merecerlo, y emoción de un reconocimiento público que se agradece mucho.
¿Sabe que es el primer artista internacional va a recibir este galardón?
No, lo desconocía. Eso agravará y aumentará los sentimientos antes comentados.
¿El publico conquense qué encontrará en su concierto?
Me gusta buscar en un concierto todas o las máximas emociones que puede experimentar un ser humano: la alegría, la histeria incluso, la tristeza, la emoción… el divertimento incluso estúpido, y lo más profundo. Esa es nuestra declaración de intenciones.
¿Qué temas no van a faltar?
Siguiendo con lo comentado, vamos a presentar Timbre y a partir de ahí, nos dejaremos llevar.
¿Sentía la necesidad de titular el disco con una palabra que define por encima de todo su profesión de cantante?
Totalmente. Creo que es lo que más me define como artista, o al menos así lo siento.
¿Hay tono de celebración en el disco?
Sí, claro, es celebrar la vida. Un microcosmos de felicidad con la sociedad actualmente tan llena de momentos duros y degradantes.
En Timbre le dedica El regalo que me hiciste a la persona que le salvó la vida con un trasplante. ¿Qué siente cada vez que la interpreta?
Una emoción muy fuerte, como no puede ser de otra manera. La escribí en español, precisamente para 'alejarme' un poco de ella, y no romper a llorar cada vez que la interpretara.
¿La música demuestra que es capaz de unir pese a que no se hable un mismo idioma?
Como medio de expresión de emociones y sentimientos, la música une, nunca separa.
¿En que idioma se encuentra más cómodo a la hora de cantar?
En todos. Para mí, los idiomas son un medio de expresión más en la música. Cada idioma me sugiere un tipo de música, que hace que esa música se interprete con mayor expresividad.
Cierra el disco con Al Llegar, tema que interpreta con Jorge Drexler. ¿Tenía ganas de colaborar con él?
¡Imagínese! Siendo uno de mis artistas favoritos de siempre, colaborar con él ha sido un regalo y un sueño hecho realidad.
¿Qué queda de Eurovisión en usted?
Sigo siendo el mismo antes y después de Eurovisión, o al menos eso quiero creer, lo que ha cambiado es que Eurovisión me ha permitido visitar y cantar en los mejores teatros del mundo, y en ciudades tan maravillosas, como ahora haré en Cuenca.
¿Qué es lo que más le inspira a la hora de escribir canciones?
Todo lo que me ocurre en la vida, cosas buenas, malas, profundas, superficiales, alegrías, tristeza... Hasta una buena comida me puede inspirar.
¿Trabaja ya en temas para otro disco de estudio?
Siempre estamos trabajando en esa hipótesis, porque hay que seguir componiendo.
¿Volveremos a escucharle en un dueto con Silvia Pérez Cruz? La actuación en los Premios Goya con Procuro olvidarte es inolvidable...
Por supuesto. Silvia está siempre en mis pensamientos y en objetivos como colaboración. Ojalá.