La línea que sigue el Conquense desde el principio de la temporada es, como mínimo, continua, si no es incluso ascendente. El equipo de Rober Gutiérrez cada vez está mejor y salvo algún que otro traspiés, no da tregua. Es un martillo pilón, segurísimo atrás y con 'chispa' arriba. Nueva victoria (3-0) ante el colista Torrijos, un liderato muy firme y un sueño, el del ascenso, que sigue muy vivo.
La primera mitad de los 45 minutos iniciales fueron más equilibrados de lo esperado, y es que el Torrijos se presentó en La Fuensanta con un planteamiento inicial que sorprendió a propios y extraños. Fruto de ello, se equipararon las fuerzas, y la Balompédica optó por un recurso que no salió del todo bien, como fue disponer de balones largos que no inquietaban al equipo toledano y que en la mayoría de ocasiones terminaban en las manos de su meta.
Al filo de la media hora algo cambió, y el campo pareció inclinarse a favor de los blanquinegros, que entonces no solo dominaron el juego, sino que también dispusieron de las mejores ocasiones para abrir el marcador. Las más claras, por mediación de Jairo, Coba y Javi Heranz. Sin embargo, el encargado de abrir la lata fue Yuya, que de un tiempo a esta parte se ha erigido como goleador para demostrar que es el mejor jugador de la categoría. En las postrimerías del primer tiempo, el japonés perforó la portería rival tras un centro al palo largo. Tres goles en tres partidos consecutivos.
Un líder casi inexpugnableEl Conquense, que arrancó la segunda mitad con un cambio (Marco Recuenco por Héctor Rubio, que se marchó con amarilla) quiso sentenciar por la vía rápida, y a punto estuvo de hacerlo Heranz de cabeza tras una buena jugada de Coba. Hubo muchas más llegadas de los balompédicos con claridad y serias opciones de ampliar el marcador, pero el gol no terminaba de llegar.
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Lo intentó por activa y por pasiva hasta que a falta de poco más de diez minutos, Marco Recuenco logró poner el 2-0. Gol que suponía la sentencia y que el jugador conquense celebró con el míster Rober Gutiérrez. Luchó hasta el final un pase a la espalda y aprovechó el error de Pedraza, que había llegado antes al balón. El broche perfecto lo puso Antonio Fernández al filo del pitido final para cincelar una victoria más que contundente.