El Banco de Alimentos alerta de una situación de «precariedad»

Leo Cortijo
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La actividad de la institución es, hoy por hoy, «una labor de subsistencia», y es que desde el incremento generalizado de los precios las donaciones de particulares han caído en torno a un 30 por ciento.

Un grupo de voluntarios suma su granito de arena en el Banco de Alimentos. - Foto: Reyes Martínez

El Banco de Alimentos de Cuenca no atraviesa por su mejor momento. Más bien, todo lo contrario. «Si nos vemos abocados al cierre no nos quedaría otra salida, pero nuestra intención es pelear con todas las armas que tengamos a nuestra disposición, vamos a ayudar a la gente todo el tiempo que podamos, no vamos a desistir», explica como radiografía existencial el secretario provincial de esta institución social, Carlos Villaseñor. Es más, «si tenemos que estar todos los días en la calle, estaremos todos los días en la calle», remata al respecto.

La fotografía fija que muestra Villaseñor enciende la luz de alarma. Desde el incremento del precio de los alimentos, las donaciones de particulares han caído en los últimos años «en torno a un 30%», y a eso «tenemos que sumar que el Fondo de Garantía Agraria ha dejado de enviar la comida en forma de alimentos», lo que genera una situación de «precariedad». De esta forma, y suena realmente tajante, la actividad del Banco de Alimentos es, hoy por hoy, «una labor de subsistencia».

Así las cosas, tienen que hacer frente a una sociedad que reclama su mano tendida mucho más que hace un tiempo. Desde la pandemia, y especialmente desde el encarecimiento general de la vida, en el Banco de Alimentos no dejan de redoblar esfuerzos. «La subida de la cesta de la compra, la gasolina, el recibo de la luz... eso ha marcado el deterioro al que estamos llegando, y además la pandemia 'reinventó' las formas de donar, con las que no estamos muy de acuerdo», argumenta Villaseñor antes de lanzar el dardo al centro de la diana, y es que el incremento de la inflación «fue mermándonos a todos, a la persona que lo necesita porque tenía menos dinero para comprar, y también a los donantes, porque tenían menos dinero para donar».

Con ello, el Banco de Alimentos de Cuenca cifra en unas 3.000 las personas a las que ayuda, con un matiz importante sobre estos últimos años, y es que «alguna gente que era clase media, con la subida de los precios, han pasado a ser personas en riesgo de exclusión social».

La mejora es «cosa de todos». Ante la difícil tesitura que vive el Banco de Alimentos, la pregunta es hasta cuándo pondrá dar respuesta a toda la demanda de ayuda que recibe. «Podemos cubrirla por el momento, lo que no sabemos es durante cuánto tiempo», señala Carlos Villaseñor. Y así, ¿por dónde pasa la solución? El secretario de la institución lo tiene claro: «Es cosa de todos, necesitamos que las instituciones estén un poquito más encima de nosotros, como también los donantes y las empresas... Con la suma de todos es como lograremos salvar la situación».