La respuesta es conocida, Vox pretende alcanzar poder de la mano del PP, alentado por el acuerdo de gobierno al que llegó con Mañueco en Castilla y León hace año y medio, y alentado ahora por los acuerdos a los que llegó con Mazón en Valencia y con Guardiola en Extremadura. Ahí está la causa principal de que Feijóo tenga serias dificultades para convertirse en presidente de gobierno a pesar de haber ganado las elecciones.
Erró Feijóo al elegir para su equipo de dirección a personas que, con la excepción de Cuca Gamarra y Esteban González Pons, no tenían experiencia en política nacional. No sabían cómo se las gastaba Pedro Sánchez ni tampoco dirigentes de otros partidos que han participado en toda clase de maniobras y negociaciones. Como erró Feijóo al dar libertad plena a los barones regionales para negociar sus gobiernos. Nunca debió permitir los pactos de Valencia y Extremadura, sino aconsejar lo que han hecho el PP de Murcia y Aragón y el Psoe de Navarra: aplazar las negociaciones del gobierno para después de las generales. Chivita no quería contaminar la candidatura de Sánchez con un posible acuerdo con Bildu, ni Azcón y López Mira contaminar la candidatura de Feijóo con un posible acuerdo con Vox.
Feijóo pecó de ingenuo pensando que su reunión con Abascal podría mantenerse en secreto. Es no conocer a Vox y sobre todo a quienes mandan en Vox, tan soberbios como Sánchez y que presumen de que son ellos los que cortan el bacalao en España porque Feijóo no podrá gobernar sin su ayuda. A lo mejor sí puede, pero lo tiene muy difícil. Aunque Vox ha perdido centenares de miles de votos porque algunas de sus propuestas son inaceptables incluso para los ultraderechistas más cafeteros, y también por la antipatía generalizada que provocan sus dirigentes.
El PP ha trasladado a Vox que solo negociaría con Iván Espinosa de los Monteros, lo más serio que hay en Vox; pero tampoco Espinosa de los Monteros manda en el partido.
Se le están poniendo las cosas muy feas a Feijóo, porque ha cometido errores, pero sobre todo porque es difícil luchar con quien no se pone límites, negocia lo que sea y con quien sea. Para complicar más las cosas, Puigdemont dice que no le importaría llegar a algún acuerdo con el PP, y ha tenido que salir Cuca Gamarra para desmentir al vicesecretario general de Política Autonómica, Pedro Rollán, cuando dio a entender que se podía hablar con Junts. Eso pasa por no elegir con cuidado a cada uno de los miembros del equipo de dirección.
En política, los experimentos también se deben hacer con gaseosa, no con champán. Porque un dirigente sin experiencia puede hundir un partido… y un país.
Algo de eso estamos viendo estos días. Como Feijóo no lo remedie cogiendo personalmente las riendas y prescindiendo de colaboradores inexpertos, tendremos gobierno de Sánchez durante los próximos cuatro años.