Un escritor que no lee

Ester González
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Para Rubén Martínez focalizar su atención le supone un reto enorme al que se enfrentó durante la pandemia escribiendo su primera novela

Rubén Martínez es un escritor aficionado con TDH que ya ha publicado dos novelas y está escribiendo la tercera. - Foto: E.G.G

Originalidad, dominio de la narrativa, amplio vocabulario… De entre todos los requisitos que se nos pasan por la cabeza cuando describimos a un escritor, pocas veces nos viene a la mente la capacidad de concentración. Sin embargo, Rubén Martínez sabe de primera mano que se trata de algo «esencial» para cualquier buen literato. Esta característica él no la tiene, lo que ha provocado que apenas haya leído un par de libros en su vida. Aun así, este comercial cuenta ya con dos novelas de su puño y letra.

En tiempos de pandemia, con tanto tiempo libre encerrados en casa, salieron a relucir nuestros talentos más ocultos. Cocina, música, arte... cada cual se dedicó a explorar una disciplina para mantener la cordura. Rubén hizo un primer intento que no salió del todo bien, «encontré una guitarra vieja que andaba por casa, no tenía ni idea de tocarla, pero empecé a subir los vídeos a las redes sociales y a la gente le hacia gracia». Encerrado en una ciudad que no era la suya, lejos de su familia y sin trabajo, «necesitaba tener la mente ocupada». Viendo que la música no era lo suyo, decidió entonces explorar otros campos. 

Para mantener su cabeza cuerda decidió comenzar una historia, sin saber muy bien en qué depararía este nuevo pasatiempo, y así le dio vida al inspector de policía Álex. Esta vía de escape le resultó muy útil, pero cuando la cuarentena terminó, no vio el sentido de continuar escribiendo y lo dejó: «Fue mi hermana la que se interesó por lo que había mantenido ocupado los días que estuvimos encerrados. Al saber de la existencia del manuscrito, se empeño en leerlo». Cuando llegó a las ultimas páginas escritas y se dio cuenta de que estaba sin terminar, «ella fue la que me animó, o más bien me exigió, terminar la historia, darle un final. Tanto se empeñó que al final lo hice», explica el escritor. 

Muchos escritores noveles comenzaron su andadura en tiempos de pandemia, pero el caso de Rubén es algo especial, ya que él no es aficionado a escribir, ni si quiera a leer, la razón se remonta años atrás. Rubén recuerda una infancia feliz, pero en la que lidiaba con la frustración de no ser comprendido. «Me achacaban que era un niño inquieto, travieso y despistado, eso me marcó mucho; ahora de adulto ya sé la razón», apunta. La causa de su supuesto despiste no era otra que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad que padece. «Me lo diagnosticaron cuando ya era adulto y eso me ha supuesto muchas batallas con las que he tenido que lidiar, incluso a día de hoy siento que la gente no entiende las dificultades a las que me enfrento», se lamenta el protagonista.

«No es lo mismo no querer que no poder», así se justifica Rubén. Este escritor apenas ha leído unos cuantos libros en su vida, «pero no es porque no lo haya intentado. Simplemente es frustrante comenzar a leer una página y tener que releerla varias veces porque mi cabeza comienza a divagar y pierdo el hilo de la historia. Al final, acabo abandonando los libros porque me hacen sentir mal», argumenta Rubén. De hecho, según afirma, «para poder darle una continuidad coherente a mis novelas, tengo que releerme lo que ya he escrito porque ni si quiera me acuerdo de algunos detalles». Por ello, defiende que «voy escribiendo los libros sin meterme presión, poco a poco, no deja de ser una afición con la que continúo porque escribir me hace bien y la gente que ha leído mis libros me ha animado a continuar la historia».

Poco a poco y sin meterse mucha presión, lleva ya dos libros y «estoy ya comenzando con el tercero», adelanta. Se define como «un escritor autodidacta» ya que «otros han aprendido como escribir a través de la lectura, imitando o inspirándose en grandes escritores, ese no es mi caso». Las últimas 8 horas y Asuntos pendientes son sus dos obras hasta el momento, «de las que he ido aprendiendo según les iba dando forma», defiende el autor. «La primera, como no imaginaba que la terminaría y mucho menos que tendría más partes, no está tan bien hilada como está la segunda o como pretendo que esté la tercera», dice.

Así deja a sus lectores con la miel en los labios para que aumente la expectación con la llegada de la tercera parte de las aventuras de Álex, Amanda y 'Rata'. Aún no sabe si ésta será la última, lo que sí adelanta es que «hay muchos giros y guiños a las dos antecesoras y todo sucede por una razón».