Han transportado a líderes mundiales, ayudado a escapar de la guerra a millones de personas y asegurado el flujo de mercancías esenciales. Los ferrocarriles ucranianos son un símbolo de la resistencia y ola de solidaridad del país en las peores circunstancias.
«Con el inicio de la invasión rusa, el presidente de Ucrania sorprendió al mundo. El Ejército ucraniano sorprendió al mundo. Y también los ferrocarriles ucranianos sorprendieron al mundo», explica Oleksander Kamyshin, el director de Ukrzaliznytsia, la empresa estatal de trenes.
«Tenemos casi el mismo número de trabajadores que el Ejército. Somos, con más de 200.000 personas, el mayor empleador del país. Y los trabajadores nunca han rechazado su trabajo durante la guerra. Nadie, ninguno de ellos. Seguimos haciéndolo cada día. Y ese es el motivo por el que algunos dicen que somos el segundo Ejército de Ucrania», agrega.
Kamyshin es una persona popular en su país y muestra un trato cercano y directo que es bastante frecuente en políticos y directivos después de 2014, porque las protestas del Maidán fueron, también, una crítica a la corrupción y a una forma de gobernar solo para una oligarquía, alejada del ciudadano de la calle.
Allá a donde va tiene tiempo para hablar con empleados de su empresa o con ciudadanos que tienen alguna queja o una sugerencia.
Este directivo de 38 años reconocible por su peinado -lleva el pelo recogido en una trenza y los laterales de la cabeza afeitados- se enfrenta al desafío de gestionar en medio de la guerra y los bombardeos la tercera red ferroviaria de Europa, solo por detrás de Alemania y Francia, con más de 23.000 kilómetros.
Y el funcionamiento de los trenes ucranianos resulta vital debido a que los aviones de carga no sobrevuelan el país y Rusia ha impuesto un bloqueo naval. Es, sin duda, la mejor forma para transportar mercancías y personas de forma rápida en un país enorme, el más extenso del continente después de Rusia.
Hacia un lugar seguro
Desde el mismo momento en el que las primeras bombas cayeron el 24 de febrero, los trenes han sido fundamentales para llevar a las personas a un lugar seguro.
«Hemos evacuado a 3,8 millones de personas de la zona central, el sur y el este de Ucrania. Y a 600.000 los hemos llevado desde la zona occidental de Ucrania a países vecinos», como Polonia, Eslovaquia y Hungría, señala el jefe de los ferroviarios.
La red de transporte ha sido también un objetivo de los ataques rusos y el propio personal ha pagado un alto precio en vidas, 177 trabajadores han muerto desde el inicio de la guerra y otros 52 han resultado heridos.
«Bombardean cada día y reparamos los daños de forma diaria sin tener en cuenta gastos», explica Kamyshin en Pokrovsk, el último punto de evacuación de civiles por tren desde Donbás, la cuenca minera en la que se producen los combates más intensos de la guerra.
Los trenes ucranianos ofrecen transporte gratuito para quien decida abandonar la región sumida en constantes bombardeos, y colabora con las ONG para facilitar la llegada de personas vulnerables.
El secreto para ofrecer un servicio puntual incluso bajo las bombas es el esfuerzo de los trabajadores, que en esta guerra han mostrado un enorme compromiso.
«Desde el maquinista de un tren de cercanías hasta los directivos, todos tratamos de hacer nuestro trabajo y mantener todo en funcionamiento. Ese es nuestro lema y nuestro único secreto», afirma.
El compromiso de los empleados de la empresa está fuera de toda duda. Larisa, una mujer de 55 años que está al cargo de un convoy que evacúa a refugiados desde zonas orientales, asegura que se siente orgullosa de su labor.
«La carga de trabajo durante la guerra no es un problema, pero me afecta escuchar el dolor de tanta gente: sus historias sobre familiares muertos, desaparecidos, el tiempo que han pasado escondidos en sótanos, cómo alguien fue ejecutado o torturado», relata Larisa a pie de andén.
«También la gente agradece nuestro trabajo y la ayuda que le prestamos, pero ojalá eso no tuviera que suceder, que nadie tuviera que dejar su casa por el temor a que la bombardeen y que tuviéramos que evacuarlos», recalca.
Los trenes ucranianos han ganado también fama porque numerosos jefes de Estado y de Gobierno los han utilizado para llegar a Kiev en sus visitas para mostrar solidaridad con Ucrania y repudiar la invasión rusa.
Muchos de esos políticos, desde el canciller alemán, Olaf Scholz, hasta el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, elogiaron a Ukrzaliznytsia por ofrecerles un viaje cómodo y seguro.
«Ese es nuestro papel en esta guerra. Seguir manteniendo el servicio y ayudar a los líderes europeos y mundiales a que vengan a Kiev y que nos den su apoyo. Y nuestro papel es traerlos y llevarlos de vuelta de manera segura», concluye Kamyshin.
Este tipo de transportes los bautizó como «diplomacia férrea». Las fotos de políticos occidentales dentro de los vagones de la compañía han sido una de las imágenes de la guerra.