«No puedo más, estoy agotado». Así de tajante se muestra Isidoro Gómez Cavero, que presentó su dimisión como presidente del Rebi Cuenca en la asamblea de socios después de dos décadas al frente del mismo. El ex presidente del club es claro y recalca que «no tenemos instalaciones que cumplan con las normativas y me he cansado de pedir una y otra vez». También «me he cansado de meter dinero y no puedo más, de verdad, porque te gastas un dineral». 

El futuro del Rebi Cuenca es bastante oscuro. La incertidumbre es una realidad y preocupa mucho el devenir. La opción más viable, teniendo en cuenta la situación, es que se formalice una junta gestora de un año, aunque «tampoco sabemos si al profesionalizarse la Liga Asobal es posible que pueda darse la opción». Habría que esperar «para ver qué pasa». Cavero apunta que ahora mismo «el club está muy por encima de sus posibilidades».

El ex presidente del Rebi Cuenca apunta que el Ayuntamiento «tiene que dar un paso al frente e involucrarse mucho más». De hecho, es necesario un «apoyo institucional mayor para la categoría que tiene el club». Y una de las razones es el estado de las instalaciones del pabellón El Sargal. Cavero apunta que sería ideal «tener más socios y masa social, pero tampoco es viable porque el pabellón da para lo que da y no cabemos». 

En estos 20 años, con dos etapas diferentes, «me he comprometido desde que estoy aquí, pero llega un momento en el que no puedes más». Y ese momento «ha llegado». Cavero también está cansado de «pelear y pedir a empresas».
Su trayectoria como presidente es extraordinaria porque ha situado al Rebi Cuenca entre los mejores clubes del balonmano nacional, hasta el punto de que es el «quinto equipo con más temporadas» en la máxima categoría. Lleva tanto tiempo que incluso es actualmente el presidente más longevo de Liga Asobal.

A partir de ahora se abre un plazo de quince días naturales para presentar candidaturas. Si hubiera más de dos, habría que crear una comisión electoral formada por cinco asociados del club. Si solo hubiera una, el club ya tendrá presidente. Si nadie da un paso adelante, la junta saliente tendría que seguir durante un plazo de 30 a 60 días más en el que se seguiría intentando encontrar alguien que se haga cargo. Sí, a pesar de todo, sigue sin haber nadie, Gómez Cavero podría aguantar un año como máximo al frente de una gestora antes de proceder a la disolución del club.