Hoy que es Santiago vamos a escribir de Abascal y cierra España. Entre el marasmo de las begoñas, puigdemones, eres, fiscales y directoras de la mujer, ya casi se nos olvida que hace unas semanas Vox decidió romper con los gobiernos del PP en las comunidades donde hizo pacto hace un año. La medida pasó por controvertida y polémica, primero dentro de la propia formación política y luego fuera de ella. Hay quien llegó a escribir incluso que Vox seguía ya el camino de Ciudadanos, en tanto que el votante de derechas es eminentemente práctico… Y si llega a la conclusión de que los verdes son el último parapeto de Sánchez y hacen pinza con él contra el PP, poco a poco se irían quedando como rosa marchita de verano. Sin embargo, la ecuación tiene múltiples variables y ninguna clara. Lo que es cierto es que han dejado con la boca abierta hasta al apuntador.
Pueden decir a su favor que es la primera vez que una formación política renuncia a privilegios y gobierno de una manera voluntaria. No lo han hecho, sin embargo, ni en diputaciones ni ayuntamientos. Queda reducida la pelea al ámbito de los menas y su cobertura autonómica. En cualquier caso, uno tiene la impresión de que Vox se ha ido a jugar una pantalla tres pasos más allá de la realidad actual. Hay incluso quien me dice que huele un adelanto electoral y pretende con esto separarse del PP para diferenciarse. Pudiera ser. Pero lo cierto es que, a bote pronto, el votante de la derecha no ha entendido del todo el movimiento.
Si Vox toma este rumbo frente a PP y Psoe de manera conjunta, se mete en una deriva antisistema de la que sólo lo puede salvar una crisis económica profunda, que es la que remueve los cimientos verdaderos de la realidad política, como ocurrió en 2010 con Podemos. Está claro que el discurso de Abascal y los suyos pretende trascender la dialéctica liberal y socialdemócrata, para adentrarse en otros caminos inexplorados que sólo la fuerza de los hechos podrá calibrar en el futuro.
La carta que el secretario de organización del Psoe en Castilla-La Mancha, Sergio Gutiérrez, ha enviado a la formación verde va en la línea de hacerle caer en sus propios contrasentidos. También ellos pueden decir que si quieren derrotar el sistema al que combaten, han de hacerlo desde dentro. Pero el circo con cinco pistas que estamos viviendo en este abrasador verano se pone interesante. Feijoo espera a que la fruta caiga de madura y confía en que le vaya bien como a todos los gallegos de derechas. Pero Sánchez no se va ni con agua hirviendo y ya le ha escrito a Peinado que aguarde sentado con una taquígrafa. El PP respira porque se quita de momento al hermano incómodo y busca la baza del consenso como partido de Estado. Sólo el tiempo determinará quién estaba en lo cierto.