El resurgir del acordeón en Cuenca tiene detrás un nombre. Es el de Daniel Pérez Huelves (Cuenca, 1988), todo un apasionado de un instrumento que comenzó a tocar, a instancias de su padre, cuando era muy pequeño. Es el director e impulsor de la Orquesta de Acordeones Ciudad de Cuenca y, además, profesor de acordeón en la Escuela de Música y Artes Escénicas. El sonido que sale de su acordeón no es casual, detrás hay una gran pasión y muchas horas de trabajo. El público conquense lo podrá comprobar este lunes en el concierto que ofrece la orquesta en el parque de San Julián.
¿Cómo ha sido la evolución de la Orquesta de Acordeones Ciudad de Cuenca desde su inicio?
Empezamos en 2022 y, en concreto, el día 5 de agosto dimos el primer concierto. Ese año pudimos hacer cinco conciertos y 27 al año siguiente, además de tres grabaciones para el programa Ancha es Castilla La Mancha [CMM]. Y este año tenemos cerradas 35 fechas. Así que es una buena evolución y estoy muy contento.
¿Por qué impulsa la orquesta?
Llevaba ya mucho tiempo queriendo hacer una orquesta de acordeones porque no hay nada más que una, en Bilbao, y en Castilla-La Mancha nunca ha habido. Hasta que formas a los alumnos... Hacen falta siete u ocho años, además tienen que ser alumnos comprometidos y buenos para poder tocar.
¿Cómo acepta el público un instrumento como el acordeón?
Muy bien. El acordeón ha sido uno de los principales instrumentos en la provincia de Cuenca. De hecho es una de las provincias con más tradición de acordeón de toda España. En todos los pueblos había siempre un acordeonista. Antes, en las fiestas de los pueblos era un acordeonista solo y tiene mucha aceptación porque a la gente le recuerda los años pasados.
¿Ha contribuido a situar al acordeón en el lugar que se merece? ¿Es un instrumento que se ha considerado menor?
Claro. La gente oye el acordeón y lo relaciona con Los Pajaritos o Paquito El Chocolatero, pero cuando van a nuestros conciertos y ven lo que se puede hacer con un acordeón se queda encantada.
¿Se nota el impulso al instrumento?
Sí. El acordeón estaba un poco en decadencia. Me vine a Cuenca nada más terminar la carrera y quería retornar el tema y elevarlo a donde estaba. Ahora hay 56 alumnos de acordeón en la escuela de música en la que trabajo.
¿Qué objetivos tiene a corto plazo?
El objetivo principal es grabar el primer disco y que salga el verano que viene. Tenemos ya la mitad grabada. La temporada que viene la queremos hacer con presentación del disco.
¿Cómo surgió su pasión por el acordeón?
Mi padre es un músico de Cuenca y tocaba el acordeón. De pequeños, nos apuntó a acordeón a mi hermano mayor y a mí.
¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de tocar este instrumento?
El acordeón requiere mucha práctica porque es muy complejo. Hablo mucho con músicos de otros instrumentos, veo que tienen que estudiar, pero no es tan sacrificado como el acordeón.
¿Qué se requiere para tocar bien?
Lo primero, como para cualquier otro instrumento, tener cualidades y, luego, dedicarle muchísimo tiempo. Ayer toqué una hora y medio por la mañana y otra hora y media por la tarde, y eso antes de un concierto. Y hoy , si puedo, saco otro rato.
¿Hay algún acordeonista que sea un referente para ti?
Sí. Uno de ellos es Ángel Luis Castaño, con el que estudié, es de los mejores a nivel nacional e internacional. También el finlandés Mika Väyrynen, que para mí es el mejor. Además, hay acordeonistas increíbles como Kepa Junquera, con el que toqué antes de que sufriera un ictus, o Iñaki Diéguez, que ha sido el acordeonista del Circo del Sol.
Personalmente, ¿con qué sueña?
Ahora mismo, con lo que tengo. Ha habido veces que he tenido en mente tocar con grupos más famosos o algún cantante, pero veo la vida que se lleva y tampoco me da mucha envidia. Ahora tengo a los alumnos, gracias a la orquesta todo el mundo quiera trabajar en esa línea y poder hacer en mi ciudad, donde el acordeón estaba casi desaparecido.
Imaginemos que un niño se queda mirando mientras toca. ¿Qué le diría para que siguiera sus pasos?
Lo primero es que le tiene que gustar y que lo coja con mucha ilusión. Es una cosa que requiere tanto tiempo que te tiene que gustar. Lo primero es que le guste y que salga de él decir 'quiero tocar este instrumento', y luego hacerle ver que se requiere mucho tiempo de práctica, igual que otros. Además, tiene que ser constante.
¿Recuerda alguna anécdota curiosa en algún concierto?
El otro día, en Cardenete, vino una mujer que me dijo que tenía 94 años y me pidió si podía tocar La leyenda del beso 'porque hace años que no la escucho y no sé si la volveré a escuchar'. También nos pasó otra muy buena en Cuevas de Velasco y resulta que el batería del grupo Ska-P es de allí y se puso a tocar con nosotros los últimos temas.
¿Qué incluye el repertorio de los conciertos?
Todo son temas superconocidos. Lo que sí que hacemos son versiones nuestras. Tocamos valses como El Danubio Azul, el Vals número 2 de Shostakovich o la Marcha Radetzky. Además, hacemos algo más latino como El Manisero y El Tico Tico, tangos. Tocamos de todo.
¿Qué es lo que más pide el público?
De todo porque como la hacemos tan variado... La zarzuela les encanta y un pasodoble, también. Al público le gusta todo. De hecho una de las cosas que pienso mucho es el repertorio de cada año.
¿Qué verá el público este lunes en el parque de San Julián?
Va a ver a la orquesta completa. Hay veces que sólo actuamos el grupo de acordeones y en el parque de San Julián estaremos todos, con batería, dos pianistas, guitarristas y nueve o diez acordeones.
¿Tocar en capital, y en las fiestas, es más especial?
Sí. También porque es el único concierto para el que nos han llamado para tocar en Cuenca. Estamos por todos los sitios y va a ser el único que hagamos en Cuenca y más en un sitio.