El Conquense salió al tapete verde de La Fuensanta sin complejos y sin presión, pese al ambiente en las gradas, con 6.000 gargantas mirando fijamente el desenlace del juego. El técnico, Rober Gutiérrez, decidió hacer cambios en el once titular, con la entrada de Jesús Serrano en la banda y Luis Castillo como carrilero derecho, dejando en el banquillo a piezas clave como Joan Monterde o Raúl Caballero. Este último tuvo que esperar su turno en detrimento de Antonio Fernández, que tuvo que pelearse con los dos zagueros de la Real Sociedad. Antes de empezar el duelo se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria de la abuela de Extebe. Durante los primeros minutos hubo alternancias de ambos equipos, con un conjunto donostiarra dominador de la posesión del esférico como era de esperar. También Imanol Alguacil, técnico donostiarra, dio entrada en el once titular a jugadores menos habituales, dejando en el banquillo a piezas importantes como Oyarzabal, Zubimendi, Brais Méndez o Barrenetxea.
Así, la primera ocasión del emocionante duelo fue para el cuadro visitante. Un disparo desde la frontal de Jon Ander Olastegui obligó a Raúl Bernabéu a estirarse abajo para bloquear el disparo. Poco después, volvió a tenerla la Real Sociedad, con la acción más clara del primer tiempo. Pablo Marín, dentro del área y tras regatear a Bernabéu, mandó el esférico al palo. Un gran susto para los pupilos de Rober Gutiérrez.No obstante, la Balompédica no se vino abajo y siguió luchando todos los balones, con un gran Pablo Olivares en la medular. Incombustible una vez más el joven jugador. Los minutos pasaban, y el equipo se venía cada vez más arriba, con un gran juego vertical en busca de un solitario Antonio Fernández.
Sin embargo, en una acción individual de Jesús Serrano, apoyándose en la pared con un compañero, desembocó en la ocasión más clara para los blanquinegros. El joven jugador, ya desde la frontal, disparó con la diestra e hizo intervenir al meta rival. Un chut que hizo levantarse a los aficionados de sus asientos porque a punto estuvo de suponer el primer tanto. Hasta el momento, no había pasado un cuarto de hora y el choque tomaba color. Seguidamente, la Real Sociedad respondió, con un centro chut que terminó envenenándose hasta el punto de tener que enviar el balón a córner Raúl Caballero. Y es que Javi López mandó prácticamente la pelota a la escuadra, pero estuvo bien el guardameta local, muy atento en todas las acciones.
Poco a poco, la grada también entraba en el partido, aunque por momentos se mantenía expectante por cómo jugaba su equipo, también tras ver cómo el cuadro donostiarra dominaba cada vez más la posesión y atacaba constantemente por la banda por medio de Becker, un puñal en el costado. Las ayudas defensivas permitían frenar al rápido atacante, que tampoco estuvo acertado en sucesivos centros al área para buscar a su compañero Sadiq.
Parecía que el Conquense se venía abajo, encerrado atrás y muy bien colocado, pero volvía a responder. Lo hacía con una gran jugada de Yuya Yoshimura, asistiendo por alto a la carrera de Pablo Olivares, quien dentro del área, con coraje y pundonor, conseguía acercarse y lanzar un gran latigazo que despejó a córner Unai Marrero. La acción levantó de nuevo a todos los aficionados. Y ese saque de esquina se viviría como si fuera un penalti, aunque el lanzamiento a córner no encontraría después un rematador.
A partir de ahí, no hubo muchas ocasiones en el tramo final del primer periodo. El Conquense consiguió contrarrestar las intentonas del rival para llegar al descanso con el empate a cero inicial en el marcador.
Segunda parte. La segunda parte transcurrió de forma vibrante, con un cuadro blanquinegro derrochando coraje y entrega. Rober Gutiérrez empezó a mover el banquillo dando entrada a Joan Monterde en lugar de Jesús Serrano. La primera acción con peligro en la segunda contienda fue para la Real Sociedad, con un disparo que se marchó alto de Sadiq. El delantero cogió un rechace dentro del área pero no lo supo aprovechar, mientras la grada pedía un claro fuera de juego que no vio la linier. Acto seguido, Pablo Marín lo intentó con un chut que no encontró portería, pero que puso a todos con el corazón en un puño.
Imanol Alguacil no lo veía nada claro y también empezó a agitar el banquillo alcanzada la hora de partido. Barrenetxea entraba a escena en lugar de Sergio Gómez. Por su parte, el técnico del Conquense no esperó y siguió dando relevo, dando entrada a Raúl Caballero y José Álvarez, en detrimento de Héctor Rubio y Luis Castillo, respectivamente. A partir de ahí, idas y venidas, con un Antonio Fernández que intentaba salir al contragolpe en cualquier pelota que se conseguía robar, mientras el cuadro donostiarra acechaba continuamente la meta de un seguro Raúl Bernabéu. La Balompédica resistía y defendía con uñas y dientes el marcador. El duelo se acercaba a la recta final y el Conquense disfrutó de su mejor ocasión, aunque el linier levantó el banderín. Antes de ello, Antonio Fernández encaraba al meta rival solo, pero su disparo se marchaba por encima del larguero. No obstante, era invalidada la acción tras un gran contraataque iniciado por Raúl Caballero.
A falta de 20 minutos seguía el carrusel de cambios para ambos equipos. A Imanol Alguacilcada vez le gustaba menos y no dudó en tirar, ahora sí, de dos de sus mejores jugadores, Oyarzabal y Brais Méndez. Era el momento de meter toda la carne en el asador. Nada más entrar ambas figuras, Pablo Olivares avisaba con un disparo desde la frontal que no generó peligro pero que animaba a la grada aún más, cada vez más entregada con el paso del tiempo. Entró también Bema Sina en lugar de Marcos Recuenco, que había cuajado un fantástico choque. Era el momento de reforzar la zaga tras un duelo muy físico.
Los nervios acechaban cada vez más, con un Conquense hundido atrás pero aún con fuerzas para amenazar al contragolpe. Por su parte, el cuadro donostiarra dominaba el esférico y movía la pelota de un costado a otro, para ahogar aún más al equipo de Rober Gutiérrez. Las ocasiones intimidaban a Raúl Bernabéu, aunque sin excesivo peligro. La grada metía presión y los cinco minutos de descuento se convirtieron en un infierno de nervios para un cuadro blanquinegro que le quedaba poco oxígeno en el cuerpo, después de un tremendo derroche. Finalmente, y sin claras ocasiones de gol, el árbitro indicaba el final del partido y, por consiguiente, daba paso a la prórroga para alegría de todos los aficionados de La Fuensanta.
Prórroga. Todo era una alegría, más aún al saber que se podía seguir viviendo el partido, al menos, durante 30 minutos, frente a toda una Real Sociedad. Pero la prórroga iba a empezar de la peor manera posible. Habían transcurrido apenas dos minutos cuando Brais Méndez, tras recibir un pase atrás, chutaba a portería y conseguía marcar con un flojo pero ajustado disparo que acabó en el fondo de la red tras tocar en el palo. Sin duda, un jarro de agua fría para el respetable del feudo conquense.
A partir de ahí, tocaba reaccionar, como fuera. Aunque no había apenas fuerzas. El equipo lo intentaba pero sin opciones de pisar área contraria, mientras la Real Sociedad seguía disfrutando de ocasiones para ampliar la ventaja. Antes del final de la primera parte, el Conquense pudo robar la pelota en una salida del balón, pero no consiguió llegar a puerta tras una acción polémica donde se pitaba falta a Yuya Yoshimura. El colegio hizo oídos sordos y señaló el término de los primeros quince minutos extra.
Antes de empezar la segunda parte, Pablo Olivares dejaba el campo en lugar de Mendoza, después de un sacrificio inhumano del mediocentro, que no dejó de pelear cada balón dividido y presionar continuamente a los rivales. Nada más empezar con la reanudación y con 15 minutos más en el horizonte, la tuvo en sus manos Joan Monterde, dentro del área, tras una fantástica asistencia de Raúl Caballero tras regatear a un adversario, pero su chut se marchó bastante desviado. Se lamentaba el jugador y al mismo tiempo los aficionados, que se llevaban las manos a la cabeza. Desde ese momento, más con el corazón que con la cabeza, los jugadores de Rober Gutiérrez siguieron creyendo en el empate, pero no era nada fácil combinar ante una Real Sociedad más entera. Aún así, hubo una ocasión más. José Álvarez controlaba el balón con el pecho y con un disparo acrobático cerca estuvo de empatar, aunque el meta adversario detuvo la intentona. Fue la última, ya que el colegiado no dejó nada más y pitó el final del choque.
Y hasta aquí esta bonita, apasionante y vibrante aventura de la Copa del Rey. Un camino lleno de alegrías que ha permitido al club y a la ciudad vivir una noche única ante la Real Sociedad, equipo de Primera División. La afición respondió con creces, aplaudió sin cesar a sus jugadores y disfrutó de un partido histórico que será muy complicado de olvidar. Todo el equipo, antes de despedirse, se paseó por todo el campo para responder y agradecer el apoyo recibido. Este choque puede marcar un punto de inflexión en el futuro del club. Así concluye una bonita cita. Y los deseos son que los aficionados de Cuenca se enganchen al club para ser cada día una piña más grande. La entidad ha hecho todo lo que está en sus manos, ahora toca que cada vecino de la capital responda de igual forma.