Va de la heroica a la épica, como quien se levanta en mitad de la noche para ir un momentito al baño: con total naturalidad, porque conoce el terreno. Puede recorrerlo con los ojos cerrados. Ese lanzamiento, el de la coronación de la undécima Copa de Europa, tenía una dificultad extrema… pero quien más, quien menos, sabía que entraba en cuanto Llull agarró la pelota, le flotaron y el 'planeta-basket' entero supo que él se la jugaría. Extrañamente, gracias a la magia que lleva en las yemas de los dedos, cuanto más cerca estaba el cronómetro del 'cero', mayores eran las probabilidades de que el balón entrase. «Es el mejor jugador del mundo en el último segundo». Palabra de 'MVP'. Walter Tavares no tiene dudas…
«¿Sergi, te la juegas tú?». Esa fue la frase de Chus Mateo en el tiempo muerto a falta de 12 segundos. La lleva escuchando desde hace 30 años, cuando ya apuntaba al 'metro-noventa' y reinaba con facilidad en las pistas de Menorca, jugando para La Salle Mahón (donde llegó a anotar 71 puntos y repartir 19 asistencias en un partido cadete). Cruzó el 'charco' para enrolarse en el Manresa y, solo un año después, los ojeadores del Real Madrid le echaron el lazo, con la convicción de que tenían a «un jugador especial», como le definió Joan Plaza -su primer técnico en la capital- el mismo año en que lograría su primer título ACB… y solo uno antes de que fuera nominado a 'Jugador Revelación' de la Liga Endesa.
Su crecimiento fue imparable. La facilidad para anticiparse a lo que iba a suceder en la cancha, esa décima de segundo de clarividencia que le ha convertido en uno de los mejores defensores del baloncesto europeo moderno, fue dándole nuevas armas, también en ataque, hasta la coronación definitiva en la temporada 16/17: fue nombrado como el mejor jugador de Europa ('MVP' de la Euroliga).
La lesión
El éxito fue la antesala de la pesadilla. En el banquillo del España-Bélgica, Juan Carlos Navarro se llevó las manos a la cabeza. Era agosto de 2017: Llull sufría una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha y arrancó un calvario de cuatro años que le privó de jugar más de 120 partidos con el cuadro merengue y con la selección -hasta una artroscopia final en 2021-. El «volveré» que publicaba en cada 'selfie' desde la cama del hospital, con la misma sonrisa de sus ya famosas fotos en los vestuarios ganadores, brilla en 2023 con más fuerza que nunca, cuando camina hacia los 36… y hacia el récord de 18 cursos de Rafa Rullán en el Real Madrid.
Porque Sergio, el 'rey' del último segundo, también es un coleccionista de plusmarcas como pocos: 28 títulos en un palmarés colosal (24 con el club blanco, incluyendo tres Copas de Europa o siete Ligas; y cuatro con España, tres Europeos y el Mundial de China en 2019). Es el segundo que más veces ha vestido la camiseta el Madrid tras Felipe Reyes, posee el récord de partidos, victorias, puntos, asistencias y triples convertidos de un merengue en la Euroliga y ha sido 'MVP' de todas las competiciones en las que ha participado con la entidad de la capital de España: Euroliga, Liga ACB, final de la ACB, Copa Intercontinental, Copa del Rey y Supercopa. Y este año se convirtió en el jugador del Madrid con más enfrentamientos en la máxima competición continental (346) y en el máximo anotador de la Final a Cuatro: 199 puntos, sumando el único tiro que convirtió en la final, a falta de tres segundos y con esa tranquilidad casi mística que describía Tavares: «Todo el mundo sabe que va a tirar él… pero nadie sabe cómo pararlo».