Pintan bastos, pero habrá que esperar acontecimientos, que con el tiempo nunca se sabe... La verdad es que si en este preciso instante miramos la previsión meteorológica para los próximos días, el pesimismo se apodera de nosotros. Como si de la peor pesadilla se tratara, el cielo no promete nada bueno entre mañana y el sábado, días en los que la Cuenca festiva se sumerge en uno de los momentos más álgidos del calendario, San Mateo.
Las previsiones de lluvia no bajan del 95% en ninguno de los cuatro días de celebración. Es más, jueves y sábado, incluso, alcanzan el cien por cien. Aunque las temperaturas no serán excesivamente frías –se espera una mínima de 14 grados y una máxima que rondará los 23–, las precipitaciones prometen aguar la fiesta, nunca mejor dicho, y es que si éstas son realmente copiosas y dejan impracticable el empedrado del Casco Antiguo, para mayor seguridad de los corredores, los maromeros y los propios animales, al festejo taurino no le quedaría otro camino que suspender.
Además, unas fiestas como éstas, con más de 40 peñas reunidas a la intemperie en la mayoría de casos, son mucho menos fiestas si llueve. La afluencia, que a priori se prevé masiva, quedaría reducida ostensiblemente. Además, otros conquenses y los visitantes que quieran conocer San Mateo de primera mano tendrían menos ánimo por subir a la zona antigua. Por no hablar de algunos de los actos del programa, que se verían seriamente comprometidos con la presencia del agua.
Lo peor de todo es que las previsiones de la Aemet no dibujan ni un halo de esperanza. Para mañana, la predicción ronda el 95 por ciento durante las horas de celebración, mañana el 100%, el viernes el 95% y el sábado el 100% de nuevo. Si estas circunstancias se dieran, esperemos que no, 2024 pasaría a la historia como uno de los años más tristes en este capítulo, ya que a la aguada Semana Santa que llevó al traste la mayoría de las procesiones y a un San Julián también pasado por agua se uniría ahora San Mateo. Confiemos en un cambio del guión.