De los tabúes al escenario

Juanjo del Toro
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Juan Francisco Román incide en la necesidad de «luchar contra los estigmas» en el 'pole dance', que le cautivó desde el minuto cero

Juan Francisco Román, durante uno de los ensayos en la disciplina deportiva y artística de ‘pole dance’. - Foto: J.F.

En muchas ocasiones, dar el paso para hacer lo que te apasiona, en el momento en el que te encuentras y con falta de referentes o ante lo estigmas del «¿qué dirán?» cuando vives en una pequeña localidad, te frena a empezar a emprender actividades que, sin pensarlo, pueden llevar a una persona a convertirse en todo un profesional en ese sector. Esa es la historia que vivió Juan Francisco Román que, con apenas 32 años y su espíritu «deportista y competitivo», le lleva a vivir «enamorado» de una disciplina que sin saberlo marcaría su rumbo, el pole dance, una disciplina que combina danza y acrobacias centradas alrededor de un poste vertical y que durante mucho tiempo se asoció directamente a los club de striptease. Un estigma que desde estos colectivos deportivos siguen combatiendo.

«A través de un conocido pude conocer este deporte, que me cautivó desde el minuto uno», señala el joven taranconero recordando que fue su intercambio estudiantil en Buenos Aires lo que le «abrió los ojos» al practicarlo. «Yo era el primero en asociarlo con las mujeres y lo sexual, allí pude verlo con otra mirada que me cautivó», indica el entrevistado, que afirma que era la primera vez que veía a un hombre practicarlo, cuestión que le motivó a sumarse en este deporte en auge. 

Aún así, no todo el camino es llano, pues la primera desilusión le llegó cuando salió de Argentina y su posibilidad de seguir practicando esta disciplina se truncó. «Tuve que mudarme a Ecuador y allí fui rechazado por el mero hecho de ser un hombre», afirma un Juan Francisco que, lejos de achantarse por esta situación, se motivó a seguir adelante y continuar con esta aventura cuando volvió a España.

Juan Francisco Román, durante uno de los ensayos en la disciplina deportiva y artística de ‘pole dance’.Juan Francisco Román, durante uno de los ensayos en la disciplina deportiva y artística de ‘pole dance’. - Foto: Yasmin Drysch.

Un flechazo definitivo. «Argentina fue mi semilla y Ecuador mi espina, al llegar al país empecé a practicar acrobacias pero el pole dance se volvió a cruzar en mi camino», recuerda el deportista que señala este momento como «clave»a la hora de enfocarse única y exclusivamente en esta modalidad.

Un camino en el que empezó hace ya cinco años hasta convertirse en deportista de alto rendimiento con esta disciplina que también le sirvió para darse cuenta de que realmente siempre quiso estudiar danza. Sin percatarse, el taranconero fue ascendiendo en distintas competiciones a nivel nacional hasta llegar a las escuelas y escenarios de distintos países como Italia, Grecia o Francia acudiendo a citas de ámbito europeo. 

«Son competiciones más deportivas que se asemejan a la gimnasia pero en lo personal estoy más vinculado en ramas artísticas de índole internacional», indica el entrevistado señalando el «lenguaje propio de comunicación» que guardan las distintas citas en las que ha participado. «Cambia el enfoque de la competición pero son los escenarios a los que hay que adaptarse», apunta con las agujetas todavía recientes de su última competición en Italia, haciendo un llamamiento a la necesidad de que cada vez haya más espectáculos y muestras que ayuden a dar visibilidad a esta disciplina tan estigmatizada durante muchos años. Además, recuerda que ahora mismo están en un «punto de inflexión» y por el que hay que seguir apoyando, recordando que en su momento era el único chico que practicaba el deporte en su academia de Madrid.

«En las grandes ciudades hace menos de diez años se practicaba en los sótanos y hoy hay academias por todos lados», indica este joven que recuerda que tuvo que verse obligado a practicar este deporte fuera de Tarancón y que ahora sí cuenta con una academia que imparte esta disciplina con gran acogida. «Me parece estupendo que se pueda practicar este deporte en mi pueblo», señala Juan Francisco, orgulloso de que muchos se hayan atrevido a dar el paso que él no pudo dar desde su propia localidad.

«Cuesta arrancar pero es emocionante ver cómo cada vez se engancha más gente y más chicos», subraya el taranconero haciendo referencia al «altavoz» que simboliza para él esta disciplina que sirve para «unir colectivos». «Primero se asoció únicamente a las mujeres, luego entró el colectivo LGTBI+ y ahora también forman parte muchos chicos heterosexuales que llegan a través de las acrobacias», indica el joven de un deporte que cada día acoge a más aficionados desde distintos rincones como Tarancón y buscan dar una vuelta a la percepción errónea que tanto marcó a esta exigente modalidad.