Más de un siglo de admiración

Manu Reina
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Mercedes Leal celebra su 102 cumpleaños con mucha «felicidad» y rodeada de una «familia muy larga» que le mima con cariño

Más de un siglo de admiración - Foto: José Miguel Herreros

La emoción invade a una familia entera. Encender hasta tres números diferentes en velas no se repite todos los días e incluso es una heroicidad para muchos. La protagonista, al intentar apagar todas, dibuja en su rostro una enorme felicidad. Mucho más al estar rodeada de todos sus descendientes en un día tan especial como es la celebración de su 102 cumpleaños. Es una mujer valiente y especialmente trabajadora, porque ha dedicado prácticamente más de un siglo a sacar adelante a su familia. Eso sí, la vida no ha sido nada sencilla para ella, pero con esfuerzo y sacrificio ha esquivado infinidad de obstáculos. Mercedes Leal, que nació un 4 de febrero de 1922, festeja así un año más su nacimiento y lo hace rodeada de los suyos, que es como ella desea.

Esta conquense, que en un principio no recuerda ya cuántas velas sopla, tiene un enorme cariño a sus hijos: Antonio, Javi y Jesús. A la hora de enumerar los nietos y bisnietos, tiene más complicaciones porque «eso ya es más difícil», tal y como asegura. Y es que no es nada fácil tirar del árbol genealógico porque «con una familia tan larga esto es un follón», recalca entre risas. En un primer recuento parece tener unos cuantos, pero ella sabe que «puede que tenga más». Y así es. Mercedes Leal tiene concretamente seis nietos y diez bisnietos, y reconoce a la primera a todos ellos. 

Trabajaba siempre «en lo que salía» porque tenía que sacar adelante a una familia entera. Era ama de casa y en sus quehaceres diarios había siempre algo por lo que tenía que arremangarse. La muerte de sus padres a los trece años empujó a Mercedes a hacerse cargo de sus hermanos: Higinio, Félix, Avelino, Jesús, Josefa y María. Tiene un recuerdo muy bueno de Avelino porque «era muy bueno», al igual que su marido Jesús, porque le quería mucho. A «todos» los cuidaba y elaboraba la comida cada día. Mercedes, que vivió sus primeros años en Almodóvar del Pinar antes de trasladarse y pasar toda su vida en la capital conquense, explica que «no le tenía envidia a nadie y hacía el desayuno, la comida y la cena, e incluso preparaba todo para cuando se iban de viaje». La labor diaria era fundamental para que su gente sobreviviera. Tenía tantas cosas que hacer que era imposible que fuera a la escuela. Bromea incluso al detallar que «iba un día sí y cuarenta no, porque hacía falta en mi casa».

La memoria no le falla a la hora de hablar de su pasado. «Tantas cosas contaría», insinúa. Sí que tiene más dificultades para hablar del presente o de sus vivencias más actuales. Por ejemplo, Mercedes Leal no recuerda qué ha desayunado, pero sí es consciente del privilegio de tener leche en su época de «miseria», cuando la situación era bien distinta a la actual. La cumpleañera narra que «el día que traían cuatro perras hacía comida y el día que no, tocaba mirar». Había «mucha calamidad».
Mercedes Leal no pierde nunca la sonrisa y durante el pasado domingo en su cumpleaños estuvo totalmente arropada. Recibe el cariño de su gente y ese es el mayor regalo que ella desea en esta fecha tan especial. Alza la mirada y encuentra a personas mucho más jóvenes que ella y les transmite un amor dulce y eterno, porque es consciente de que son sus seres queridos y por lo que siempre ha luchado. 

Belleza. Esta conquense, que es la única que aún vive de sus hermanos, destaca que era «una mujer muy guapa». Incide en que le decían «miss» y que recibió incluso un premio por ello. Los familiares, que la visitan continuamente en la Residencia de Mayores Villa Román de Cuenca, admiran y ríen junto a una mujer que es un ejemplo a seguir por cómo ha luchado y se ha dejado literalmente el alma por los suyos. Ahora sus hijos, nietos y bisnietos celebran su 102 cumpleaños y esperan seguir celebrando muchos más, mientras disfrutan de un sinfín de anécdotas e historias de sus antepasados, que animan a tomar asiento y no dejar de escuchar.