Durante el franquismo se construyeron cientos de pantanos. Antes, desde la dictadura de Primo de Rivera, también se construyeron algunos. España tenía mucho sol y los ríos no eran capaces de suministrar el agua en verano que necesitaban nuestros campos. Los planes hidrológicos del franquismo buscaban retener el agua de los ríos, que terminaba en el mar, para poder regar y convertir las tierras de secano en tierras de regadío. No es necesario explicar por qué, ya que la lógica lo explica por sí misma. En plena crisis de la España de la post guerra con las graves hambrunas existentes, ya que los americanos nos habían hecho el bloqueo, necesitábamos regar para producir mejores cosechas. Los tecnócratas, aquellos ministros y directores generales sin verdadera ideología política, como López Bravo, ingenieros fundamentalmente, percibieron que los ríos, antes de llegar al mar, tendrían que retener agua para conseguirlo, y repito, convertir nuestros campos de secano a regadío. Al tiempo se conseguía también energía eléctrica y que las ciudades que crecían velozmente tuvieran agua para sus grifos. La política de entonces no obedecía a ninguna ideología, pero los tecnócratas tenían en su cabeza la lógica. Después de la muerte de Franco todo el mundo se olvidó de los pantanos, pero la gente de campo ya había aprendido que regando multiplicaba las cosechas y la gente de la ciudad recibía el beneficio de abaratar los productos agrícolas. Así empezó la explotación del agua subterránea mediante pozos y la sobrexplotación de los acuíferos. De ahí las restricciones para regar en los acuíferos 22 y 23 del Guadiana. Todos sabemos lo que pasa en las Tablas de Daimiel y en las Lagunas de Ruidera. Había una solución: el plan hidrológico nacional que diseñó el gobierno de Aznar. Ello incluía traer agua del mayor río de España, el Ebro, y rellenar los pantanos de un agua que iba a terminar en el mar. Pero en eso llegó Zapatero, y al igual que animó a los nacionalistas catalanes con su "Estatuto", sucumbió al chantaje y canceló el mejor plan que ha habido en la historia para convertir España en un vergel. El plan hidrológico se esfumó, y justo la España más seca, la de las Cuencas del Tajo y del Guadiana tuvimos que salir al auxilio de los regadíos de Murcia con el trasvase Tajo-Segura. Un pobre dando dinero a otro pobre mientras un rico lo tira delante de nuestras propias narices. Luego llegaron los de la agenda 2030 y estos políticos que van a lo suyo y no a lo nuestro, acordaron sin consultar tirar muchas presas que ahora estamos echando de menos por dos razones, para retener y ahorrar agua y regular las fulgurantes crecidas en épocas de grandes lluvias. Así es la política de absurda. No se han vuelto a hacer pantanos, y no hay conciencia de hacerlos. No hay tecnócratas en los gobiernos, hay enchufados que no saben y no tienen formación de ingenieros. Solo quieren cobrar su suelo y su política es a corto plazo. No piensan en el futuro, solo piensan en el buenismo, en la agenda 2030 y en ganar las próximas elecciones. Pero ¿hay alguien ahí?