Leo Cortijo

Leo Cortijo


La última batalla del guerrero Rubén

29/04/2024

Tres naves y casi 600.000 gallinas. Se dice pronto. Esas son las tristes pérdidas del incendio que asoló las instalaciones que Rujamar tiene en San Lorenzo de la Parrilla. Un misil, en toda regla, a la línea de flotación de una empresa que se dedica a producir huevos. Los mejores de España, eso ya lo digo yo, por cierto. Cualquier otra compañía, la inmensa mayoría de las que genera riqueza en este país, del sector que fuera, tendría sus cimientos temblando después de un accidente como éste. En Rujamar hay algo que me dice que no será así. Ese 'algo' tiene nombre y apellidos: Rubén Martínez. El cerebro (y el 'currante' nato) que ha hecho escalar a esta compañía hasta lo más alto del sector, facturando más de 60 millones de euros el año pasado, siendo pionera en la avicultura ecológica y en sus medidas de bienestar animal. Hay algo que me dice que estando Rubén de por medio, que de otra cosa no sé, pero que de echarle huevos sabe un rato, la cosa no va a quedar aquí. Ni mucho menos.

Es más, con el fuego todavía vivo, la columna de humo visible desde varios kilómetros y sobre el terreno, el propio empresario, lejos de lamentarse o tirar la toalla, ya estaba mirando al horizonte para recomponerse «lo antes posible» del golpe y recuperar la «normalidad». Como si nada. «Hay que seguir luchando y mirando hacia adelante, no queda otra». Ese es el mensaje que salió de su boca y que evidencia la naturaleza del guerrero y el espíritu del líder del que estamos hablando. Rubén ya lo había hecho en el pasado, lo estaba haciendo ahora y lo volverá a hacer desde ya mismo. Una, dos, mil y las veces que hagan falta. No habrá fuego capaz de rendir el corazón incombustible de un emprendedor modélico y un ejemplo de trabajo como pocos.

Además, Cuenca le necesita. 200 puestos de trabajo de forma directa y otros 400 de forma indirecta... Casi nada. ¿Cuántas empresas de esta envergadura tienen ADN conquense? Si todo lo expuesto hasta ahora resultara poco currículum –que no debería–, hay otra faceta de Rubén que conquista a todo el mundo. Un corazón que late conquensismo en clave de taquicardia. Rubén se desvive por todo el mundo. A través de su compañía, tiende una mano a infinidad de causas benéficas, culturales, deportivas... Para enumerar la lista de 'capotazos' que Rujamar echa al cabo del año, necesitaría cinco columnas como ésta y todavía me faltaría espacio. Amigo personal y lector diario de La Tribuna, ánimo y fuerza. Es cuestión de echarle huevos. Y de eso te sobra.