Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Los tontos

16/01/2025

Acostumbramos a manifestar nuestra opinión pontificando sobre lo correcto y lo incorrecto, ejerciendo la superioridad moral de aquel que cree que todas y cada una de sus opiniones forman parte del elenco de la verdad, la buena, la que yo manifiesto. Instaladas desde hace siempre (prácticamente ninguno de los mortales seríamos capaces de fijar la fecha en que empezaron a ser imprescindibles en nuestra vida) la idoneidad de las redes sociales se convierte en objeto de debate en función de la naturaleza del hecho publicitado o del suceso comentado. Quizá uno de los grandes valores de estas herramientas, al que hay que dar el valor justo, es la capacidad de comunicar lo que sucede, lo ocurrido, casi de una manera inmediata difundiéndose a toda una legión de seguidores que usan ese espacio, esa red, para recibir la información que desea. 

Hace un par de días nuestro Excelentísimo Ayuntamiento comunicaba a través de dichas herramientas, entre otras noticias, la realización –una vez más– de diversos actos vandálicos que atacan directamente a lo comunitario, a lo nuestro, como si el responsable o los responsables no estuvieran destruyendo algo que también es suyo. ¿Se imaginan que ustedes un buen día, al llegar a casa, les da por romper la lámpara del salón? Pues eso no lo pensó el iluminado o iluminados que arrancaron la bola de Navidad existente en el parque de San Julián (Ayuntamiento dixit). Quizá fue aquello tan español de nohayhuevosa contestado con un ejemplar sujétameelcubata, pero sea como fuere la realidad es que, una vez más, la tontería ataca a la comunidad destrozando aquello que hemos pagado entre todos. Quizá deberíamos retomar y mejorar aquella escena de Amanece que no es poco y en las próximas elecciones municipales, además de alcalde y concejales, elegir alguien para el puesto de tonto municipal. Porque hay que serlo, y mucho, para comportarse así.

Podríamos conformarnos pensando que esto ha sido un hecho ocasional, fruto de la etilidad del momento, que se ha vandalizado este elemento casi, casi sin querer (noten el modo irónico, por favor) pero es que en la misma noticia el propio Consistorio anuncia que las obras del puente de la Trinidad se han visto 'adornadas' por la presencia de muebles y otros objetos. ¡Acabáramos! ¡Con lo que cuesta empezar en Cuenca una obra! Solo falta que venga el tonto para convertirla en su punto limpio particular. Hay un común denominador en ambas noticias, el tonto debe desconocer que cuando se ataca a lo común también se hace a lo propio. Claro, que bien pensado quizá la tontería le impida entenderlo. Es, por tanto, el momento de dejar de confiar en la capacidad que esta casta social tiene (la de los tontos, me refiero) para revertir su situación y comenzar a confiar en la capacidad de mejora conductual a través de la identificación y la aportación (para nada voluntaria) de la correspondiente cuota de mantenimiento de su tontería… hasta que ésta se les pase o no tengan euros suficientes para reponer las consecuencias de sus tontás.