Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Ya que...

25/11/2024

El argot coloquial en nuestro idioma está lleno de anglicismos –tales como: Email, chat, aerobic, coach, marketing, boom, casting, pub, blog, etc.-, o galicismos –tales como: Cabaré (en francés, cabaret), carné (carnet), champán (champagne), bulevar (boulevard), beis (beige), bricolaje (bricolage), chalé (chalet), chofer o chófer (chauffeur), cruasán (croissant), dosier (dossier), garaje (garage), somier (sommier), restaurante (restaurant), masacre (massacre), corsé (corset), cofre (coffre).
Por si fuera poco, se han puesto de moda algunos términos o frases cortas que sirven para determinar significados coloquiales, conceptos de acción o ejemplos de expresiones populares que provocan significados cómodos o necesarios «para salir del paso…» Algunas de ellas, sirven como jerga coloquial de desenfado o de comprensión fácil: «esto es guay del Paraguay»; «es la leche»; «esto está could»; «qué pasa tío»; «estoy flipando»; y así, un número importante de expresiones singulares o típicas del dialogo más coloquial y a veces, barriobajero.
Pero no quería referirme tanto a todas estas expresiones o términos de nuestra jerga más coloquial, sino a esas otras que se han puesto de moda, políticamente hablando o tal vez, no sean políticamente correctas.
Una de ellas, es «ya qué….» y es que viene muy a cuento en las circunstancias que se están dando habitualmente en los discursos parlamentarios, tanto en las Cortes europeas y españolas, como en comisiones donde se establecen los parámetros para investigar asuntos de afección a empresarios o políticos del momento. Es muy común, decir que se ha tomado esa medida, ya que… o que se va a aprobar una ley, ya que…; o que esta decisión que afecta al pueblo español, será a partir de ahora (¿?), ya que…
Sin duda, se ha perdido mucho de aquella oratoria que deslumbraba en los hemiciclos cuando intervenían políticos muy preparados, «señores diputados de corte intelectual», los que definieron la Segunda República –tanto de derechas como de izquierdas-, o los que firmaron la Constitución española actual, o los que formaron parte –algunos- de esa llamada transición democrática española. Por eso, los recursos estilísticos o léxicos son eso, recursos al límite, para salir del paso, para ejecutar sus planteamientos premeditados y para todo ello, sirve muy mucho eso de que «ya qué ha pasado esto….» decidimos establecer lo que sea, lo que venga bien, lo que se acomode, lo que nos haga salir bien, vamos, cualquier cosa. Y claro, en este caso, pude ir, separado como debe de ser la construcción adecuada o junto, porqué no: Ya que…, o Yaque.