Negó todo, absolutamente todo.
José Luis Ábalos, que ha dado nombre al presunto caso de corrupción que impregna al círculo de Pedro Sánchez, su hombre de máxima confianza hasta hace un par de años, ex secretario general de Organización del PSOE, con más poder en Ferraz que el propio presidente de gobierno, porque es quien maneja la cocina, las listas y las federaciones. El hombre también al que Pedro Sánchez eligió para ocupar el ministerio de Transportes, el de mayor presupuesto, ha dicho que todo lo que se cuenta es mentira.
Entró en la Audiencia Nacional pisando fuerte y con la sonrisa en la boca, haciendo honor a su fama de hombre que no se asusta, que tiene todo controlado, que se mueve bien incluso entre quienes le han colocado entre la espada y la pared publicando informaciones que le han obligado a comparecer ante un juez, dado una versión de los hechos en la que, sin inmutarse, ha asegurado no ha cobrado comisiones, no aceptó un chalet en Sotogrande a través de un ficticio contrato de alquiler con derecho a compra, y jamás puso su firma en un contrato similar para hacerse con un piso de lujo en la Castellana. Ha asegurado que su relación con Aldama, el conseguidor, no era tan estrecha como se ha contado, que el viaje de Delcy Rodríguez a Madrid no fue como ha contado Aldama aunque está comprobado que Aldama estaba con él cuando la vicepresidenta venezolana se presentó en Barajas aunque no podía bajar por prohibición de la UE de pisar territorio europeo.
Tampoco es cierto que Aldama formara parte de las delegaciones ministeriales que viajaron a México y República Dominicana para cerrar asuntos propios del departamento de Transportes.
En resumen, que todo lo que se está contando desde hace casi un año no es cierto. Y ha apuntado a Koldo García, su alter ego desde hace mucho tiempo, su hombre de máxima confianza, como responsable de casi todo lo que han recogido los medios en los últimos tiempos.
Si dice la verdad, si todo es un montaje de periodistas y jueces como explica Sánchez y repiten sus ministros, si efectivamente no hay nada, no hay caso, entonces habrá que pedir perdón a Ábalos, a Sánchez y a todos los implicados en los en una presunta trama de corrupción, presentada como una organización criminal de la que forman parte importantes personajes.
El problema es que la UCO trabaja a fondo en sus investigaciones, y en el informe que han presentado a los jueces aparecen conversaciones, wasaps y documentos muy reveladores, algunos de ellos concluyentes. Y el problema también para los presuntos implicados, Ábalos incluido, es que varios de ellos han sido pillados en mentiras que debilitan su credibilidad, aunque eso no significa que no tengan derecho a la presunción de inocencia.
Sin embargo, la estrategia de buscar la inocencia cargando toda la responsabilidad y la culpa a Koldo García, que sabe todo de todos, es peligrosa. Ábalos, que es inteligente, debería haber medido las consecuencias haber medido: los chivos expiatorios suelen morir matando.