Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Mata Marfil

28/03/2025

Llegó la noticia como un relámpago fugaz. Sordo, como  el ruido metálico de una pieza  al caer. Había fallecido. Juan Antonio Mata pertenecía a ese engranaje complejo y fantástico que diseñó la Transición y la democracia actual. Fue el prototipo de la Transición. Y además estuvo situado en un lugar estratégico: el frente sindical. Desde donde se luchaba por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores como pilar básico de la democracia. Sin el papel protagonista de los sindicatos, la Transición  hubiera tenido otras connotaciones, pero ahí estuvieron ellos, los sindicalistas.  
Juan Antonio Mata cubrió ese tiempo, con otros muchos que, como él, creyeron en la conquista de derechos para los trabajadores, mediante el dialogo activo, la elección entre la negociación o la huelga y una tenacidad inagotable. Se entusiasmaba con todo, sin perder la retranca del experimentado sindicalista, conocedor de las interioridades y miedos del  trabajo en empresas e industrias. Sabedor de lo difícil que es llegar a acuerdos y pactos, los fomentaba con el entusiasmo de un hombre bueno. Y desde ahí, desde esa posición singular, se acercaba a la política, con prudencia para no quemarse. No entendía la política como un juego de niños malcriados en los recreos de un colegio de pago. Si no en colegios públicos, donde la supervivencia requiere de otras habilidades  más intrincadas. Lo mismo que estuvo en su momento contra la OTAN, ahora se hubiera situado de parte de una Europa, que busca adaptarse a los nuevos escenarios que se le plantean. Y es que para los retos difíciles siempre estaba disponible. En estos momentos ser de izquierdas no es ser pacifista «avant la lettre», sino defensor de la democracia europea y la de España que tantos esfuerzos se exigieron para obtenerla. Escribía incansable en un blog sus reflexiones sobre la situación presente,  en defensa de un gobierno de progreso, sabiendo que no existe otra posibilidad de avanzar que desde la izquierda. De la derecha esperaba poco.  Sabía que nunca trajo nada bueno ni para los trabajadores ni para la patria en la que él creía. Sin esta pieza estratégica, que fue Juan Antonio Mata, la máquina colectiva funcionará algo peor, con más ruidos e interferencias. Sobre todo en estos tiempos en los que los valores y principios que él profesó están en retirada.