En noviembre de 2024, me embarqué en un nuevo proyecto de atención a personas mayores. Estos dos meses junto a ellos han sido un auténtico aprendizaje. Y es que, en el contacto personal, en la cercanía, sienten la necesidad de hablar sobre cosas vitales. Me atrevo a compartir estas reflexiones contigo, porque creo que contienen enseñanzas esenciales que pueden guiarnos a vivir un 2025 pleno, conectados con lo que realmente importa.
¿Sabes cuál es el arrepentimiento más recurrente cuando llega el final? No haber vivido la vida que realmente querían vivir. Muchos me han confesado que pasaron demasiados años complaciendo a otros, cumpliendo expectativas impuestas y descuidando sus propios sueños y deseos. Y es que la vida de nuestros padres y abuelos no es la misma que la que nos toca vivir, y sus decisiones no tienen por qué dictar las nuestras.
Otro arrepentimiento común es «haber trabajado demasiado, a costa de la familia y la salud». El trabajo es importante («y ser honrado»), pero no puede ser a costa de la familia y la salud. No haber disfrutado de sus hijos, de sus padres cuando los tenían, de cafés con amigos… Eso les remueve todavía por dentro.
La tercera cosa de la que se arrepienten es de no haber besado más, abrazado más, no haber dicho mas veces «te quiero»… Cuántas emociones retenidas por orgullo, temor o rutina. Pero al final, lo que más les pesa, no es lo que hicieron mal, sino lo que no hicieron cuando tuvieron la oportunidad de hacer.
Y todos, –insisto: todos– resaltan que sólo hay una cosa importante en la vida, y es cuánto has amado. La verdad es que no conozco a nadie que ame, y no sea feliz…
Así que durante este año que acaba de comenzar, pon tu rumbo en tus objetivos personales y profesionales, pero aprende de la gente que ya ha pasado por aquí, de su experiencia, y ten en cuenta sus fallos y 'arrepentimientos'. Quédate con el fundamento de esta vida y ¡vívela!