Nuevo barómetro del CIS. Ni leerlo. Esta periodista que lleva décadas trabajando en la información política y ha pasado años escudriñando los sondeos de todas y cada una de las empresas especializadas en sondeos, hace meses que decidió, por razones de salud, pasar olímpicamente del CIS de Tezanos.
Fue el primer organismo asaltado por Pedro Sánchez- luego asaltó todos los demás- y colocó al frente un sociólogo conocido que incluso tenía la consideración de buen profesional.
Formaba parte de la ejecutiva del partido socialista, lo que no era la mejor tarjeta de visita; aunque otros antecesores suyos eran simpatizantes de los partidos gobernantes, creo que ninguno militante. Eran tiempo en los que Pedro Sánchez todavía tenía cierta credibilidad, y cierto pudor y se le dio un voto de confianza. La credibilidad la perdió en meses y el pudor en días, porque además de colocar a un dirigente del Psoe al frente del CIS dio instrucciones para que los barómetros fueran mensuales, no trimestrales.
El mundillo político interpretó que deseaba disponer de sondeos frecuentes para conocer la marcha del país, qué preocupaba y qué no, ese tipo de cosas. Pero no: lo que buscaba en Tezanos, y lo consiguió, fue que el CIS se convirtiera en un elemento importante para transmitir la idea de que España estaba en las mejores manos y Pedro Sánchez era un gobernante fiable, mensaje importante cuando se acercaban elecciones. Al mismo tiempo se trataba a la oposición con guante blanco o guante negro en función de los intereses del gobierno a la hora de buscar apoyos.
Era tan evidente la instrumentalización que incluso se produjeron críticas entre socialistas. Y profesionales que llevaban años en el CIS, órgano con fama de contar con gente muy preparada, deslizaban que el trabajo previo a la cocina era impecable. La cocina, claro, la controlaba Tezanos.
Era Tezanos sociólogo de prestigio antes de dirigir el CIS. Pero se incorporó rápido al grupo de cargos nombrados por Pedro Sánchez que asumieron sin complejo las doctrinas que emanaban de Moncloa. Nada que objetar, siempre que esa doctrina no fuera absolutamente contraria a la que defendían hasta un cuarto de hora antes de ocupar el despacho oficial. No es Félix Tezanos el único alto cargo que da el cambiazo en cuanto sube a un coche oficial. Tampoco ocurre solo en el sanchismo, situaciones idénticas se ven en todos los partidos, en unos casos con más desfachatez que en otras. También hay personas que se niegan a pasar por el aro y se van a su casa, pero son los menos. Pero son la excusa para defender ante los escépticos que en política sí hay gente que vale, que trabaja y que piensa en la gente de a pie.
Seguro que Tezanos sigue siendo el buen sociólogo que en tiempos pasados contaba con el reconocimiento de los profesionales de su oficio. Pero ha preferido ponerse al servicio incondicional de Sánchez y eso tiene un precio: los sondeos y barómetros de su CIS merecen un gran "pasapalabra".